Es importante que nuestros pastores prediquen la penitencia,
es de suma urgencia, porque para alcanzar la misericordia de Dios, no sería
posible, si no hiciéramos penitencia y oración. No sería posible nuestra
salvación si estamos inclinados a la idolatría de este mundo. Pues la
misericordia no puede llegar a quien se cierre a la obediencia de Dios y al
arrepentimiento, la perseverancia.
La Misericordia de Dios no tiene límites, pero somos
nosotros que peligrosamente ponemos límites a la acción de Dios.
No se predica la penitencia, es preferible, según ellos,
buscar un camino mejor que el que enseña Jesucristo para la salvación de las
almas. Los juegos, entretenimientos y diversiones, ya tiene el visto bueno por
los hijos de este mundo. Se han olvidado de Cristo.
San Lucas 10, 13-16:
13 ¡Ay de
ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón hubieran sido realizados
los milagros que se han obrado en vosotras, hace tiempo que habrían hecho
penitencia sentados en saco y ceniza. 14 Sin embargo, en el Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor
que vosotras.
15 Y tú,
Cafarnaúm, ¿acaso serás exaltada hasta el cielo? ¡Hasta los infiernos vas a
descender!
16 Quien a
vosotros os oye, a mí me oye; quien a vosotros os desprecia, a mí me desprecia,
y quien a Mí me desprecia, desprecia a quien me ha enviado.
Comentario doctrinal, del Nuevo Testamento (Eunsa)
·
Como un ejemplo de los lugares que pueden no
acoger a los discípulos (v.16; cfr. 10,10-12) el Señor cita las ciudades del
lago, Corazín y Betsaida. Son poblaciones judías que han visto de cerca la obra
de Dios en Jesús y no han cambiado de vida. La comparación con las ciudades
paganas, Tiro y Sidón enfatiza la culpabilidad de aquellas, «A
todo lo que se le ha dado mucho, mucho se le exigirá» (12, 48). Las acciones y las
palabras de los discípulos, son como las de Jesús (v.16), una invitación de Dios a la
penitencia (v.13) penitencia que no puede quedarse en las obras exteriores,
sino que debe llegar al fondo del corazón: «La penitencia interior es una
reorientación de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura
con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones
que hemos cometido. Al mismo tiempo comprende el deseo, y la decisión de
cambiar la vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la
ayuda de su Gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y
tristezas saludables que los Padres llamaron animi cruciatos (aflicción del espíritu) compuctio cordis (arrepentimiento del corazón) (cfr. Cc. De Trento: DS 1676-1678; 1705; Catech. Rom. 2.5,4)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1431).
Reflexión:
Creamos a Jesucristo, pues es verdad lo que Él dice, habrían hecho penitencia en saco y ceniza (v.13). Ya no se habla de penitencia, sino del disfrute temporal, diversiones, que “como Dios perdona siempre, ya tenemos las puertas del cielo abierta”. Esto es una temeridad y no es la voluntad de Dios, ya que para ser cristiano, se requiere la conversión total del corazón, que lo malo del pasado, no se traiga a nuestra vida presente. Porque eso no es fe ni una opción de unión con Cristo.
Hay otras ciudades del mundo, otras naciones, que el Juicio
de Dios será menos riguroso. Pero sucederá también entre los hijos e hijas de
la Santa Iglesia Católica, quedarán aterrorizados, porque las naciones que
persiguieron a la cristiandad, tendrán un juicio más llevadero, en comparación
a lo de quienes pertenecieron a la Iglesia Católica, pero que no se dieron
totalmente al Corazón de Dios, porque ya se sabe. “Haz deporte que eso es
bueno…”. Y mira que cada uno de nosotros tenemos la Sagrada Biblia para
comprobarlo. Pero nada de nada, el alma ingrata se ajusta a la “doctrina de la
mundanidad”, de los respetos humanos. Se ama al hombre, pero se desplaza a
Jesucristo.
En el versículo 15, el haber perdido la gravedad del sentido
del pecado, o también, el favoritismo, la suplantación, no es nada bueno. Se
pierde el remordimiento de la conciencia por las cosas que se hace mal,
contradiciendo al Espíritu Santo. Eso no ayuda a extender el Evangelio de
Cristo.
En más de una ocasión a personajes mundanos, cuando se
acercaron al Papa, “por usted vuelvo a la Iglesia”, no lo hacen por Cristo.
Pues la Iglesia es de Cristo, pero los pastores deben administrar la Iglesia de
Dios conforme al Corazón de Cristo. Recientemente, un político, se está
pensando si volver o no a la Iglesia, después de que ha quedado aparentemente
satisfechos. Si no hace penitencia, renunciando las malas acciones, no parece
que se interese por volver a la Iglesia.
En el versículo 16… pues bien, quien oye al Papa no debe
quedarse con el Papa, pues cuántas veces el Papa Francisco nos ha hablado de
Cristo. Pero sucede que el Papa sí, y Cristo no. Esta es la realidad que yo
veo. Por tanto, es el Papa quien insiste que vayamos a Cristo, ¿Por qué no se
le quiere escuchar? Porque al Papa no lo ven como un hombre de Dios. Pero la
culpa la tiene muchos periodistas, en el peor de los casos, son periodistas
“católicos”, es una plaga, porque dicen del Papa “el Papa ha bromeado otra
vez”, “el Papa le gusta contar chistes”, “el Papa siempre será hincha de tal
equipo de fútbol”, estas informaciones son una lacra, es un periodismo basura
porque no se busca la gloria de Dios, ni la salvación de las almas. Pero ahí
están, estorbando los planes de salvación de Dios. Esto no es un periodismo
honrado, sino muy semejante a lo de los ateos. Y por eso, estos periodistas,
bloquean el mensaje de Cristo a los lectores.
Escuchar al Papa Francisco, que nos habla de Cristo, no
parece ser interesante a la mayoría de los cristianos. En este caso, lo que
buscan del Santo Padre, es una complicidad con el mundo. Son los falsos
“amigos”.
Nosotros siempre amamos al Papa, y rezamos siempre por él,
para que tenga esa fortaleza espiritual que Dios quiere en él. Los hijos del
mundo suelen estorbar al Sucesor de Pedro. Pero Dios no se deja engañar. Todos
nosotros, desde el párvulo hasta el Papa, podemos ser engañados por cualquiera.
Le pedimos al Señor que nos ayude, que nuestro corazón no viva en desordenes.
Cuando Jesús increpa las ciudades incrédula. Va también para
cada uno de nosotros, si no nos convertimos, ayuno, penitencia, oración, del
que no tiene que haber cabida nuestra tibieza ni mundanidad. En la conversión
del corazón queda fuera lo que nos desune con Dios.
Al cristiano se le da conocimiento de las promesas del
Señor, para nuestra salvación, hemos recibido el sacramento del Bautismo, y nos
hemos hechos hijos de la Iglesia Católica, que como Madre y Maestra, nos habla
de las cosas del cielo. El querer ignorar las enseñanzas espirituales, que nos
invitan a alejarnos del pecado, del mundo, todo está explicado en la Sagrada
Biblia. Si un cristiano quiere imitar las obras de los paganos, no se salvará,
y ha pasado en esta vida en vano, de aquí al infierno, es la opción que eligen
los que optan por los eventos mundanos.
Hay demasiada ligereza en hacer juicios al Papa Francisco,
por cosas que trata de demostrar y que no corresponde al Magisterio de la
Iglesia Católica. Pero reflexionando sobre esto, pues el Papa como sucesor de
Pedro no puede equivocarse porque está asistido por el Espíritu Santo. Cuando
se deja la función de Sucesor de Pedro, el hombre viejo y mundano, es cuando
quiere corromper el Pontificado del Papa. En la silla de Pedro debe haber una
persona, Pedro, el hombre viejo no es apto para gobernar la Iglesia Católica,
no es apto para la evangelización, porque no se deja guiar por el Espíritu
Santo, sino por una propia voluntad que contradice a la Voluntad de Dios,
justificando mundanidad, libertinaje, pecados. Este es el hombre viejo. El Papa
como Papa es como otro Cristo.
Hay quienes están convencidos que no es malo hacer críticas
al Papa. Pero Haciendo memoria de nuevo
sobre el versículo: «16
Quien a vosotros os oye, a mí me oye;
quien a vosotros os desprecia, a mí me desprecia, y quien a Mí me desprecia,
desprecia a quien me ha enviado.»
Creo que se refiere a todos los Apóstoles, hoy día, a todos
los obispos y al Papa, cuando están integrados en el Corazón de Cristo. No se
refiere al hombre mundano, que suele interponerse para estorbar al Espíritu
Santo.
Hay muchos hermanos nuestros en la fe de la Iglesia Católica, que están deseando ver en sus pastores una buena guía espiritual, pues las cosas que hay en este mundo, son un peligro permanente para nuestra salvación. Pero aún así, Cristo no abandona a quienes se han decidido caminar tras sus huellas. No se dejan distraer por los intereses de nuestro hombre viejo, ni por la mundanidad.
No perdamos de vistas aquellas advertencias, que Jesucristo hizo a Corazín y a Betsaida, pues tras oír las enseñanzas de Cristo, no tardaron mucho olvidarse de sus palabras, y volvieron a sus cosas... Hoy día, es una advertencia para los hijos e hijas de la Iglesia, cada uno de nosotros tenemos un tiempo para la penitencia y oración. No se nos puede excusar de que no lo sabíamos, pues sí, lo sabíamos todas esas enseñanzas de Jesucristo, Pero sucede, que cuando un cristiano se dedica a los deseos de las diversiones, los juegos y deportes, ellos van a la suya. Los hay que quieren hacer el payaso para evangelizar. Se trata de un protestante, que tiene la necesidad de disfrazarse de payaso, como los que se ven en los circos, y le agrada contar chistes. Pero esta persona va cayendo de mal en peor, porque ridiculiza la Palabra de Dios, contradiciendo frecuentemente a Dios para ponerse como "maestro de los demás", pero es un ciego y guía de ciegos. Pues no tiene a Cristo de su lado, porque sus obras e ideas, ya le ha rechazado, y blasfemando contra la Santísima Madre de Dios. Lo cual, es claro que no es evangelizador, sino instrumento del mal. Y eso, que no le juzgo, sino que son sus obras que lo manifiesta públicamente.
Pues bien, queridos hermanos, todos nosotros tenemos la necesidad de obedecer a Cristo Jesús, y perseverar. No debemos apartar nuestros ojos de Dios, que nos espera en la Vida eterna.
Pues bien, queridos hermanos, todos nosotros tenemos la necesidad de obedecer a Cristo Jesús, y perseverar. No debemos apartar nuestros ojos de Dios, que nos espera en la Vida eterna.
Nosotros estamos en esta vida para crecer en santidad, perfeccionar nuestra espiritualidad, conforme al Corazón de Cristo Jesús. Y no podemos olvidarnos, que el Señor nuestro Dios nos ayuda, por eso necesitamos insistir, ser perseverantes en la santa obediencia. Honrar a la Santísima Madre de Dios, que es una gran necesidad para nosotros. Sin Ella, la Virgen María, no sería posible ser fiel a Cristo Jesús.
En este año de la Misericordia, debemos continuar preparándonos para precisamente, seamos transmisores de la Misericordia de Dios. Como Dios lo tiene con nosotros, necesitamos extenderlos hacia los demás hermanos y hermanas, para que quienes nos vean, busquen rápidamente a Cristo Jesús.
De todo corazón amigo José Luis, te deseo que el Espíritu Santo habite en ti. Feliz Pentecostés.
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