Lunes de la vigésima novena semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Efesios 2,1-10.
Hermanos:
Ustedes estaban muertos a causa de las faltas y
pecados que cometían, cuando vivían
conforme al criterio de este mundo, según el Príncipe que domina en el
espacio, el mismo Espíritu que sigue actuando en aquellos que se rebelan.
Todos nosotros también nos comportábamos así en
otro tiempo, viviendo conforme a nuestros deseos carnales y satisfaciendo las
apetencias de la carne y nuestras malas inclinaciones, de manera que por
nuestra condición estábamos condenados a la ira, igual que los demás.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por el
gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de
nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo -¡ustedes han sido salvados
gratuitamente!- y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con él en
el cielo.
Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos
futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo
Jesús.
Porque ustedes han sido salvados por su gracia,
mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios; y no es el resultado de las obras, para que
nadie se gloríe.
Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin de
realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las
practicáramos.
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Cuando vivíamos envueltos en
nuestros pecados, no habíamos conocido a Cristo, pero hoy sí que tenemos la
ocasión, todo el mundo conoce que existe un Dios, en infinidades de pueblos de
todo el mundo, conoce la Iglesia Católica, pero no todos aceptan nuestra fe.
Cristo es rechazado de muchos sitios, y allí donde le rechazan, impera el
demonio, y por eso, las persecuciones y matanzas contra los cristianos, es bien
conocida en todos los continentes…
Las malas inclinaciones no es lo mismo para unos que para otros, pero sí que podemos con la ayuda de Dios, vencer siempre todas esas incómodas y perversas inclinaciones, el odio, el rencor, los resentimientos, la pereza, las críticas a la Iglesia, al Papa, a los pastores, estas y otras malas acciones vienen de un corazón mal dispuesto, que se somete al tentador.
Las malas inclinaciones no es lo mismo para unos que para otros, pero sí que podemos con la ayuda de Dios, vencer siempre todas esas incómodas y perversas inclinaciones, el odio, el rencor, los resentimientos, la pereza, las críticas a la Iglesia, al Papa, a los pastores, estas y otras malas acciones vienen de un corazón mal dispuesto, que se somete al tentador.
Hemos venido a este mundo, no
para arrojarnos al infierno, Dios no quiere a su lado, por eso, todos tenemos
unas condiciones muy importantes, es no aceptar en nuestra vida el pecado que
nos mata, que nos destruye.
Salmo
100(99),1-2.3.4.5.
Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.
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Como enseña el Salmo, que la misericordia del Señor permanece para siempre. Pero esta misericordia no la buscan los que quieren permanecer en las injusticias de los vicios y pecados.
Mis buenos hermanos y hermanas, cada día, siempre que podamos, si el trabajo no impide algún horario, pues hay misas por las mañanas y por las tardes, hay que buscar el horario que más nos interese. Pero es muy recomendable acudir todos los días a la Iglesia, si en esos momentos no hay horarios de misas, adoren profundamente al Señor nuestro Dios que está allí en el Sagrario, si alguien quiere interrumpirnos, nosotros no somos injustos, primero es el Señor, y no nos demos prisas por terminar los asuntos con el Señor, todo lo demás es para otro tiempo o momento. Primero es atender dignamente al Señor nuestro Dios.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.
Evangelio según San Lucas
12,13-21.
Entonces dijo a uno de la gente: ‘Maestro, dile a mi hermano que
reparta conmigo la herencia’. Él le dijo «Hombre, ¿Quién me ha constituido
juez o árbitro entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase
de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y le propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron
una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose ‘¿Qué haré? No tengo
donde almacenar la cosecha’ Y se dijo: ‘Haré lo siguiente: derribaré los
graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y
mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: Alma mía, tienes muchos bienes
almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente’.
Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te va van a reclamar el alma, ¿y de
quién será lo que has preparado”. Así es el que atesora para sí mismo y no
para Dios »
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*Nota: la lectura del Evangelio la he tomado de la Sagrada Biblia, edición: Conferencia Episcopal Española.
Breve comentario de San
Agustín:
San Agustín (354-430), obispo de Hipona
(África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 34, sobre el salmo 149
“Ser rico según la mirada de Dios”
Hermanos, examinad con
atención vuestras moradas interiores, abrid los ojos y considerad cual es
vuestro mayor amor, y después aumentad la cantidad que habréis descubierto en
vosotros mismos. Poned atención a este tesoro vuestro a fin de ser ricos
interiormente. Decimos que son caros los bienes que tienen un gran precio y
con razón… Pero ¿qué hay de más apreciado que el amor, hermanos míos? Según
vuestro parecer ¿cuál es su precio? Y, ¿cómo pagarlo? El precio de una
tierra, el del trigo, es tu dinero; el precio de una perla, es tu oro; pero
el precio de tu amor, eres tú mismo. Si quieres comprar un campo, una joya,
un animal, buscas los fondos necesarios, miras alrededor tuyo. Pero si deseas
poseer el amor, no busques más que a ti mismo, es preciso que te encuentres a
ti mismo.
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con todo tu ser” (Mt 22,37)… El que te creó te
quiere todo entero.
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nosotros no nos
inventamos nuestros bienes, sino que el Señor nos ofrece todo lo que
necesitamos, pero no debemos buscar al Señor por los bienes materiales, más
aún, debemos renunciarlos si pone en peligro nuestra salvación eterna.
Todo lo que tengamos no es
únicamente para nosotros, sino para hacer el bien a nuestro prójimo. EL mal que
hacemos al prójimo nos lo hacemos a nosotros mismos, pero el bien que le
podamos hacer, y así debe ser siempre, para su felicidad, y su paz, como
también la nuestra, no podemos hacer, “hago el bien para sentirme bien” como
algunos erróneamente dicen. Lo que hacemos lo hacemos por Cristo. "Para sentirme bien ahora", esta es mi paga. Pero nosotros esperemos si somos dignos de heredar el Reino de los cielos, entonces allí, en el cielo, sabremos lo que es verdaderamente sentirse bien.
Incluso en nuestra
enfermedad, dolores, tenemos que sentirnos bien, las quejas no van contra
nuestra vida espiritual.
Son muchas personas que para
obtener una riqueza, ven el mejor modo, para dedicarse a la política, los
“poderosos del mundo” al cabo de los años, todo lo que tenía, se le quitó, de
la noche a la mañana, se quedaron sin nada.
¿Para qué sirve tanto poder,
si termina arruinándose en esta vida y en la otra?
Muy rico era Job, que
teniendo muchos bienes, le vino una prueba muy dura: “El Señor me lo dio, el
Señor me lo quitó, bendito sea el Nombre del Señor” (1, 21). Hay ricos que se
ofrecen al Señor, no caen en el pecado de la codicia, sino que vencen esas
tentaciones para permanecer al lado de Cristo Jesús.
Muchos ricos se enfrentan a
la Iglesia Católica, si tienen que legalizar el aborto, no le importa aprobar
tales leyes criminales. Pero su tiempo en este mundo es más bien breve, hoy se
está aquí en este mundo, pero mañana estaremos en la eternidad.
Aunque también hay personas
que aunque no tienen demasiado dinero, lo malgasta en para su propia ruina, no
pueden vivir sin su vicio, ya sean para la salud del cuerpo o para el alma, el
caso es que se habitúan de tal manera a sus pecados, que no se dejan convencer
para que salgan de su mal camino hacia la conversión.
Un alma que ama a Cristo si
son ricos, su riqueza puede convertirse en una carga, y como ha sucedido,
incluso algunos lo han repartido a los pobres, y haciéndose pobre por Cristo
para servir a los pobres y enfermos. Por ejemplo Santa Isabel de Hungría.
Nos exhorta San Agustín, que
mirando nuestro interior, examinémonos. Si le suplicamos al Señor que nos ayude a examinarnos, lo vamos a conseguir por los méritos de Cristo, que nos ama.
Cuando no tenemos a Cristo, ¡qué mal nos van las cosas!, ¡Cuántos sobresaltos, preocupaciones, angustias!
En el Sínodo de las Familias, muchos cristianos se han preocupado, un temor tremendo les envolvían, comentarios de aquí o allí, como si el mundo estuviera a punto de desaparecer, porque había ciertas ideas, que eran contrarias al querer de Dios. Pero estoy convencido, mis buenos hermanos y hermanas, que si estas almas: "venga, todos tenemos que hacer inmediatamente novenas, más oraciones, más sacrificios, más visitas al Santísimo, hagamos penitencia como en Nínive, busquemos la misericordia de Dios", solo unos pocos cristianos se ha dado a los buenos ejercicios espirituales, acercándose a Cristo. Y contra esto, el demonio no fue capaz de tentarle con esos vanos temores.
Tengo que reconocer, que yo también tuve esa preocupación, porque eran algunos obispos y cardenales, que querían deformar la doctrina de la Iglesia Católica en este Sínodo, pero cuando me acerqué al Sagrario, esos temores se desvanecieron, eran las tentaciones del demonio. No olvidemos que los poderes del infierno no podrá prevalecer contra la Iglesia Católica, por eso necesitamos orar, el Señor estará con la Iglesia hasta el fin de los tiempos. Y a pesar de las graves persecuciones, el Señor ni un instante se apartó de la Santa Madre Iglesia Católica.
El Sínodo no ha terminado, pues continuará por estas fechas en el 2015, es un tiempo favorable para intensificar nuestras oraciones, suplicando devotamente a la Madre de Dios, que nos ayude, siempre lo ha hecho, y nos seguirá ayudando y protegiendo. No nos apartemos jamás, del camino del amor de Dios.
El Sínodo no ha terminado, pues continuará por estas fechas en el 2015, es un tiempo favorable para intensificar nuestras oraciones, suplicando devotamente a la Madre de Dios, que nos ayude, siempre lo ha hecho, y nos seguirá ayudando y protegiendo. No nos apartemos jamás, del camino del amor de Dios.
Y volviendo al pasaje del Evangelio, nosotros debemos enriquecernos conforme al Corazón de Jesús, desde nuestra pobreza, hacer las obras buenas en gratitud a Dios nuestro Padre, nos vamos enriqueciendo con su Gracia, no debemos renunciar este precioso tesoro.
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