‘La ley, el yo y el pecado’

Muchos de nosotros trabajamos para ser almas espirituales, porque lo mundano y vano, se nos puede presentar y lo rechazamos a cada momento, para no ser esclavos del “yo”, del “hombre viejo” que hace lo posible para arrastrarnos hacia la perdición. Lo tenemos presente, y con la vida de oración constante salimos adelante, siempre con la ayuda infalible de Jesús y María Santísima. Con todo esto, nos viene descuidos, por ejemplo, podemos sentir en nuestro interior como un malestar hacia nuestro vecino, o el conductor de autobús que se ha apresurado en marcharse. Estos desordenes son tentaciones, es el pecado.

Orar con la voz del corazón

Nuestras oraciones deben ir acompañadas por la Sagrada Comunión, cuando ponemos atención a la Santa Misa, a las lecturas y, al Evangelio, es porque nos estamos tomando en serio la oración interior. Todas las almas pueden disfrutar del recogimiento, aunque tenga diversas ocupaciones en el mundo. Aunque tiene más facilidad aquellas almas que no están sujetas a las ataduras como llevar una familia, ser empresario.

La virtud de la gratitud

La gratitud está muy bien, es una virtud cristiana, pero hemos de ofrecérselo a Dios

La oración bien hecha nos acerca a Cristo

¿Podemos salir de nuestras imperfecciones?

Necesitamos prevalecer en la Voluntad de Dios

Hay muchos libros muy buenos que nos ayudan como hacer mejor nuestra oración, nosotros tenemos el deber de practicarlo, y sólamente con la gracia de Dios, nuestra perseverancia, nos ayudará a ser almas de oración.

Sé fiel a Mí Gracia

En ocasiones sucede que cuando más cerca queremos estar con Cristo, no siempre vamos a ser aceptado o comprendido. En la vida de los santos leemos que ellos no siempre fueron vistos con buenos ojos, incluso por sacerdotes y obispos, es un misterio de Dios. Pero no por eso vamos a perder la alegría, y no podemos renunciar la vida de oración que tanto nos ayuda para vencer desánimos y tantas adversidades. Lo único que nos debe preocupar es el fiel seguimiento de la voluntad de Dios, oración, incluso con quienes no nos aceptan, porque la oración es la vida del alma.

La oración bien hecha purifica nuestro corazón

Nosotros que somos pobres pecadores, necesitamos de la medicina de la oración, orar intensamente, es decir, orar en todo momento.

Sagrada Biblia [Conferencia Episcopal Española]

Estoy muy contento, doy gracias a Dios que he podido comprar ayer, la Santa Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española, y la verdad es que me gusta como lo ha preparado. Aunque no es la primera Biblia, también he comprado hace años, la Nacar Colunga, pues viene comentarios de Santos Padres de la Iglesia Católica, también compré Paulina, entre otros, y siempre me gusta releerlo.

Esta versión de la Conferencia Episcopal Española, se puede leer con agrado, porque las letras ya no son tan minúscula, y es bueno seguir disfrutando de la Palabra de Dios.

Yo estoy esperando también, para poder comprar la nuevas ediciones preparadas de la Conferencia Episcopal Española de la Liturgia de las Horas, en la edición que yo tengo, hay algunos himnos, que al menos yo, no lo veo tan espirituales, pues hay poetas que les faltan ese sentido espiritual. Una de las cosas que yo espero que añadan es al autor de cada poesía que están incorporadas en los himnos, pero esto hay que esperar.

A mis queridos hermanos sacerdotes y obispos y cardenales de la Conferencia Episcopal Española. ¡Muchísimas gracias por este precioso regalo de la Santa Biblia!

La Biblia de la Conferencia Episcopal Española: criterios técnicos y desarrollo de la obra.

La pureza de la oración

Insistir en la oración es fortalecernos, la gracia de Dios es nuestra fortaleza. La vida sin oración es un caos, es como dejar la puerta abierta de la casa, y dejar que todos los animales lo llenen de sus inmundicias.

La mejor parte: la perseverancia en la oración contemplativa

Los santos encuentran la mejor parte de su tiempo, lo han aprendido de las palabras de Jesucristo, de la atenta meditación del Evangelio, han sabido escuchar la voz de Dios.