miércoles, 28 de septiembre de 2011

Medios de comunicación

En ocasiones cuando voy a dejar un mensaje, Internet llega a desconectarse. Me ha sucedido que después de una espera de varios minutos, el mensaje no ha sido guardado correctamente, y de nuevo debo comenzar. Pero el resultado se trataba al parecer, en mejorar por parte de los programadores, el sistema de blogs, ahora que he colocado otros mensajes anteriores a este, me parece que va algo más rápido y seguro. Va mejorando, gracias a Dios.

Yo por el momento no tengo Internet de banda ancha, sino un dispositivo USB, lo que llaman también "internet móvil". La operadora Vodafone también ha reconocido que durante días ha tenido fallos en el sistema, pero no parecen que mejoran, al menos hasta el día de hoy. Pero estoy pensando en cambiar de operadora, porque el truco de Vodafone, era que me dijo, que no sería tan caro, y me llega una facturita que vaya, vaya, la cuota es más alta de lo que me dijeron.

Muchas cosas buenas podemos encontrar en Internet, (las malas las hemos de evitar si queremos alcanzar la felicidad y la vida eterna); entre lo bueno se destaca en religión, cuando somos fieles a la Iglesia Católica y al Papa, nuestra paz no faltará.

Pero no solo hemos de estar pendiente del ordenador, pues necesitamos nuestro tiempo para la oración, para ir al encuentro de Jesús, en la iglesia, en la Santa Misa, para no caer en la locura del mundo,

La necesidad también de la lectura de la Santa Biblia, el Catecismo de la Iglesia Católica, también su Compendio; las enseñanzas el Santo Padre, del Magisterio de la Iglesia Católica, y todo lo que es útil y edificante para mejorar la propia vida espiritual, buscando ante todo, la Gloria de Dios.

Y en estos momentos, voy escuchando Radio María.

Concilio Vaticano II: Principios generales de renovación


Anteriormente, en uno de los textos, se hablaba de cuando Don Bosco, cuando recibió la sotana tiró la ropa vieja. Pues bien, la ropa vieja es lo que se relaciona con la vida de este mundo. La sotana es lo nuevo para la vida nueva en Cristo Jesús, y nunca más usó la ropa seglar. Y atrajo hacia Dios, un importante número de jóvenes, los educó, algunos se hicieron sacerdotes, otros murieron como santos, como Santo Domingo Savio.
 
Como hijos e hijas de la Santa Madre Iglesia Católica, haremos más provecho, cuando más nos despojemos de las influencias perversas que el mundo nos tienta siempre. Y tenemos la oración. Solamente quien no es humilde, termina por ceder ante el mundo.
La gente del mundo, equivocadamente dice que en "la reforma conciliar" se ha permitido a los sacerdotes y religiosos vestir como seglares con todas las bendiciones, y es que no han captado el espíritu conciliar, pues las bendiciones no van para quien vuelve su corazón al mundo, sino a los que se mantienen firmes en la fe, sin renunciar a la sotana. Si al corazón del hombre

  • El hombre naturalmente no capta las cosas del Espíritu de Dios; son necedad para él. Y no las puede conocer pues sólo espiritualmente pueden ser juzgadas. (1Cor 2, 14)
Para interpretar lo que quiere decir la Iglesia Católica, es la misma Iglesia quien lo explica conforme a lo que el Espíritu Santo, le inspira, por el Papa, los obispos y sacerdotes en  comunión con el Santo Padre.
 
Lo que nos enseña el Vaticano II; es una vuelta a los orígenes del Evangelio de Cristo. Si ponemos atención a las enseñanzas del Papa en los medios de comunicación, una y otra vez nos invita y anima para que vivamos conforme al Corazón de Cristo; que debemos abrir nuestro corazón, que no debemos ir como cristianos solitarios, sino en la unidad que Cristo ha establecido en la Santa Iglesia Católica.
 
Todos los religiosos, religiosas como sacerdote, deben tener el mismo espíritu de Cristo, a ejemplo de sus santos fundadores y fundadoras de órdenes religiosas e instituciones eclesiales.
 
De entender, pero sobre todo la Obediencia a la Iglesia, el corazón bien dispuesto al Espíritu Santo, no pensaría en renunciar la sotana o el hábito religiosos. Pues el Concilio Vaticano nunca prohibió esta identificación de su compromiso para con Dios, la Iglesia Católica y el bien de la humanidad.

Leemos en los documentos del Concilio Vaticano, que los religiosos deben seguir los pasos espirituales de sus fundadores, tal como éstos siguieron los de Cristo Jesús.

Pero hay un problema, que si no comprendemos lo que nos enseña el Concilio Vaticano II, es porque el corazón no camina por la vía espiritual, y está apegado a lo que el mundo le ofrece a cada momento. Consagrados que se oponen a la Vida de Jesús cuando se dedican a otras actividades que no son aceptables por el Evangelio de Cristo, ya sean bailes, disfraces, deportes, tauromaquia, cosas que no glorifican al Señor, y el que procede así, se aleja cada vez más de su camino de salvación que es Cristo Jesús.


Estar bajo la autoridad de la Iglesia Católica, es una certificación de nuestra libertad. Digo esto, porque hay "cristianos" que no obedecen a la Jerarquía de la Iglesia Católica, rechazando su Magisterio, porque el demonio les hace creer que no son libres, Pero someterse a la Autoridad de la Iglesia Católica, es cuando más estamos con Jesús, más libres. Por el contrario, aquellos que por librarse de la Iglesia Católica se hacen esclavos del mundo o del demonio. Sólo en la Iglesia Católica, obedeciendo a nuestros pastores, que son fieles íntegramente a Cristo, el demonio no podrá apresarnos.

 
De los documentos del Sagrado Concilio Vaticano II, podemos leer lo siguiente.

martes, 27 de septiembre de 2011

Sotana; testimonios de santos y mártires

Es imprudente no usar la sotana o el hábito religioso de la orden que profesa. Pues no es el Espíritu Santo, quien hace que el sacerdote, que una vez ha prometido fidelidad a Dios, retorne a las antiguas costumbres del mundo, no se debe obedecer al hombre viejo, pues tiene mucha aversión a todo lo que nos ayude a acercarnos a Cristo.

sábado, 24 de septiembre de 2011

La sotana: «Los sacerdotes buenos son Luz de Dios»

Continuándo la importancia que el hábito religioso, que es una gracia de Dios, un regalo del cielo, y que solamente, los buenos sacerdotes saben sacar el mejor provecho para la salvación de las almas.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Benedicto XVI: La oración de Elías y el fuego de Dios

Frecuentemente, un alma que se dedica a cuestiones que no son de utilidad, en el mundo, como si en ello le fuera la vida, esforzándose hasta el máximo, por ejemplo, para alguna actividad deportiva, y otros muchos entretenimientos no cristianos, que los hay, pero que no quieren dejarlo. Hace todo tipo de sacrificios para no perderse un partido de futbol de su selección favorita.
Pero luego, cuando va a hacer alguna oración no se siente capaz de prepararse debidamente, en un momento: “no tengo tiempo para la oración”; “estoy muy cansado por el trabajo que he hecho hoy”. Y si hace alguna oración comunitaria, como el Santo Rosario, es de un atropello tremendo. He llegado a escuchar palabras del Padre Nuestro, Ave María, totalmente ininteligible, que no se entendía para nada, pero se sabía, porque era en apariencia era oraciones del Santo Rosario.
Si digo esto no es para criticarla ni juzgarla, sino para que nos miremos nosotros mismos, y si estamos en condiciones como esta, o parecidas, es bueno corregirnos.
Un alma que se entretiene en las cosas del mundo, ya no está orando, las ocupaciones mundanas son elementos que no pueden ayudarnos a la vida de santidad, por eso, hemos de procurar desterrarlo con la ayuda de la gracia de Dios, y nuestra oración será serena, pausada, sin prisas, muy espiritual.

"Sea nuestra ocupación un continuo llanto y una continua oración: estas son las armas celestiales con que perseveran y se defienden nuestras almas. Ayudémonos unos a otros con oraciones, y consolémonos con recíproca caridad en nuestros trabajos. Aquel que por la misericordia del Señor mereciere ir primero, conserve siempre en la presencia de Dios su caridad, para con sus hermanos, para implorar la clemencia divina a favor de los fieles que dejó en el mundo. (S. Cipriano, carta 56 a Cornelio, sent. 7, Tric. T. 1, p. 296.)" [Sentencias de los Santos Padres Tomo II, pág. 239, Apostolado Mariano. Sevilla]

Me parece haber dicho en alguna parte, pero insisto en ello, que la oración bien hecha, con devoción y recogimiento, nos humaniza, nos ayuda a ser mejor cristiano, por tanto mejor persona, y tratar a todos con respeto y caridad. El que no se dedica a la oración en ese sentido de complacer a Dios, se embrutece, se cree así mismo que tiene poder para hacer juicios contra los obispos.

Verdaderamente, si no oramos como agrada a Dios Padre: En espíritu y verdad, son los adoradores de Dios Padre…

«Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.» (Jn 4, 23)

Una oración a la medida del propio ser, que no es la de Dios, no alcanza al cielo, Nuestra oración si es tibia, sin ánimo de perfección, no nos ayuda a santificarnos.

Cuánto más pura sea la oración que ofrezcamos al Señor, más fuerzas tendremos para aborrecer todo lo que el Señor aborrece.

La oración que no sale de sus imperfecciones, hace que el corazón se incline a muchas cosas sin fe, que no es propio de vida de santidad. También en esas imperfecciones, hay ciertas inclinaciones a pensar según el mundo.

Es verdad que reconocemos las imperfecciones de nuestra oración personal, pero el Señor que lo ve todo, si no ve que estamos deseando mejorar, no conseguiremos su ayuda, hemos de hacer violencia sobre nosotros mismos, para honrar a Dios, buscando también con perseverancia, la ayuda de María Santísima, la Madre de Dios, suplicándola, pues somos indignos, y no podemos hacer nada sin contar con Cristo.

Pues si no deseamos caer en la idolatría, cuando nos acercamos al Señor, luego no podemos dejarnos llevar por las apetencias de este mundo.



Esta división de “dos señores”, la apostasía está por medio, muchos han renunciado a la Iglesia Católica, porque no entregaron todo su corazón a Dios, una parte del corazón lo han inclinado hacia las diversiones mundanas, a los pecados y a los vicios,



El Santo Padre Benedicto XVI, en la audiencia del pasado miércoles 15 de junio de 2011, en su magisterio doctrinal:

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Liturgia: Semana 25 del Tiempo Ordinario y domingo 26

Recomiendo las meditaciones del padre José María Iraburu sobre la liturgia de la Semana; 

Benedicto XVI: la Noche del Yaboq

Hay pecadores que por más que oremos por ellos, parece que su situación no anda en mejoría, la ira, la lujuria, la soberbia que es madre de todos los vicios, obstaculizan la vida de gracia, se cierra a la luz de Cristo,
«El impío, después de haber llegado a lo profundo de los pecados, no hace caso» (Pr. 18,3).
Oramos por nuestros enemigos, es posible que nuestras oraciones no le digan nada, la rechazan con brusquedad y desprecio: “¡no quiero que recen por mí!”. Pero nosotros hemos de mantenernos en la paz y en el amor a Cristo, no responder a su violencia.
He conocido a personas, que en momentos parecía lleno de bondad, de comprensión, de respeto y caridad, y en cuánto se me ocurre, hablar de Dios, es como si estallara, temblores por su cuerpo, su rabia, comienza a blasfemar.
Hay dos clases de ceguera en el hombre, la que se puede curar y la que es irrecuperable por la conducta del soberbio:
Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos
Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?» Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: Vemos” vuestro pecado permanece.» (Jn 9, 39-40)
 Mientras que hay ciegos y enfermos (espirituales) que buscan la curación en Jesús, hay otros: también ciegos y enfermos, que se creen que están sanos, y constantemente rechazan los remedios que Jesús nuestro Señor y la Santa Iglesia Católica ofrecen a cada alma para su salud espiritual, dice el Santo Padre Benedicto XVI:

... al ciego curado Jesús le revela ha venido al mundo para realizar un juicio, para separar a los ciego curables de aquellos que no se dejan curar, porque presumen de sanos… (cfr. Jn 9, 1 y siguientes; Enseñanzas del Magisterio del Santo Padre Benedicto XVI. Jesucristo, Tomo 4, 2008, página 421. Edibesa)

De San Agustín:

«Los hombres sin remedio son aquellos que dejan de atender sus propios pecados para fijarse en el de los demás. No buscan lo que hay que corregir, sino en qué pueden morder. Y, al no poderse excusar a sí mismos, están siempre dispuestos a acusar a los demás ( L. H. De los sermones de San Agustín, Domingo, Semana XIV. T. III,, p. 380. Ediciones Paulina. 1984).
 Por tanto, nosotros hemos de evitar todo tipo de murmuración, no caer en esa tentación del mal, y necesitamos poner en práctica con el corazón; la humildad, la caridad, y demás virtudes que Cristo nos enseña en la Santa Madre Iglesia Católica, y nuestra obediencia más sincera al Papa y a los obispos en comunión eclesial con él. Son ayudas que nos mantendrán firmes en el Señor.

Benedicto XVI: La oración según el Patriarca Abraham


Si nuestra oración corresponde al Corazón de Jesús, iremos alcanzando misericordia, y del mismo modo trataremos con misericordia y caridad a los hermanos, si nos injurian, la caridad permanecerá en nuestro corazón, no podemos devolver mal por mal y no tendremos resentimientos contra nadie, pero también con la vida de oración, no podemos obligar a nadie que se salve, y según la gravedad de su conducta, evitaremos su mismo camino, como hicieron los santos.

Si nuestro comportamiento con el prójimo es violento, poniéndonos casi a su mismo nivel, es que nuestra oración, no hay pureza de intención, y no oramos para Dios.
En conclusión, tened todos unos mismos sentimientos, sed compasivos, amaos como hermanos, sed misericordiosos y humildes.
No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto; por el contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición. (1Pedro, 8-9)

De ninguna manera debemos responder al violento que no quiere tener una vida según Jesucristo, pues por más que con caridad le tratamos, no es capaz de aceptar el bien.

No lo tuvieron fáciles los Santos Patriarcas, guiaba a un pueblo que era incapaz de aceptar la Voluntad de Dios, y no hacía más que ofenderle.

El Santo Padre Benedicto XVI, nos enseña de cómo Abraham intercede no solamente para salvar a los inocentes, sino también para que los culpables no perecieran. Pero ese tipo de culpa, es muy difícil, y con frecuencia es imposible que halle la conversión del propio corazón, porque se cierra a la Misericordia de Dios, y se dicen que no necesita nada del perdón de Dios, ya que el número de sus pecados, les ha cegado. Había dicho que en parte es difícil, pues solo unos pocos, se convierten al Señor, de los que se habitúan a esa abominación pecaminosa de Sodoma y Gomorra.  Y porque ahora se amparan en unas leyes infame que legaliza ofensas contra Dios, y están más embrutecidos, que no les han valido los testimonios de los peregrinos de la JMJ, por la pureza de vida.

Pero reflexionemos esta enseñanza de Su Santidad Benedicto XVI:

lunes, 19 de septiembre de 2011

Benedicto XVI: oración y sentido religioso

Ser cristiano es hacer todo lo que Jesús nos enseña, y muy común para todos nosotros es la vida de oración, que no solamente pueden disfrutar los religiosos y sacerdotes, sirve para cada persona, sin importar el oficio o profesión que realice, como carpintero, jardinero, albañil, fotógrafo, y todo lo que decente.
Como albañil, no es imposible dedicar nuestro tiempo al Señor, pues tenemos las jaculatorias, “Jesús, confío en Ti”; Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío”, “Sagrado Corazón de María, sed mi salvación”, etc. Los trabajos duros de la construcción gracias a la vida de oración y entrega al Señor, dejan de ser dura. La oración del Santo Rosario, siempre hay otros momentos para dedicarlos devotamente al Señor. No existe ningún tipo de justificación que diga que no se puede orar.
Deja de orar, y aparecen multitud de problemas, uno de ellos es ir apagando sin que se de cuenta la fe.
«El que persevere en la oración, por pecados, caídas de mil manera que ponga el demonio, tengo por cierto le sacará el Señor a puerto de salvación. » (Santa Teresa de Jesús, vida 8) [Antología de la Oración, página 156, 1. Apostolado Mariano]
El camino de la oración es un medio muy eficaz, para ir superándonos, si hemos caído en la suciedad del pecado, nos da fuerzas para levantarnos.
Hay sacerdotes, religiosos y religiosas, que perseveran en la vida de oración, y se perfeccionan cada vez más en su vocación, en la llamada que el Señor ha hecho. Cuánto más oración es más perfecta la vocación, hay más santidad y verdadera vida de pureza y obediencia a la Iglesia Católica. Un alma que ora en espíritu y verdad, es imposible que renuncie a su vestimenta eclesial, ni el religioso renunciará a su hábito religioso. Pero cuanto menos trato de amor se tenga con Cristo, más un alma, opta por identificarse con el mundo, y se olvida de su compromiso con Cristo.