Continuándo la importancia que el hábito religioso, que es una gracia de Dios, un regalo del cielo, y que solamente, los buenos sacerdotes saben sacar el mejor provecho para la salvación de las almas.
sábado, 24 de septiembre de 2011
viernes, 23 de septiembre de 2011
La dignidad de la sotana y el hábito religioso
En defensa de la sotana, traje eclesiástico y hábito
religioso.
jueves, 22 de septiembre de 2011
Benedicto XVI: La oración de Elías y el fuego de Dios
Frecuentemente, un alma que se dedica a cuestiones que no son de utilidad,
en el mundo, como si en ello le fuera la vida, esforzándose hasta el máximo,
por ejemplo, para alguna actividad deportiva, y otros muchos entretenimientos
no cristianos, que los hay, pero que no quieren dejarlo. Hace todo tipo de
sacrificios para no perderse un partido de futbol de su selección favorita.
Pero luego, cuando va a hacer alguna
oración no se siente capaz de prepararse debidamente, en un momento: “no tengo
tiempo para la oración”; “estoy muy cansado por el trabajo que he hecho hoy”. Y
si hace alguna oración comunitaria, como el Santo Rosario, es de un atropello
tremendo. He llegado a escuchar palabras del Padre Nuestro, Ave María,
totalmente ininteligible, que no se entendía para nada, pero se sabía, porque
era en apariencia era oraciones del Santo Rosario.
Si digo esto no es para criticarla ni juzgarla, sino para que nos miremos
nosotros mismos, y si estamos en condiciones como esta, o parecidas, es bueno
corregirnos.
Un alma que se entretiene en las
cosas del mundo, ya no está orando, las ocupaciones mundanas son elementos que
no pueden ayudarnos a la vida de santidad, por eso, hemos de procurar
desterrarlo con la ayuda de la gracia de Dios, y nuestra oración será serena,
pausada, sin prisas, muy espiritual.
"Sea
nuestra ocupación un continuo llanto y una continua oración: estas son las
armas celestiales con que perseveran y se defienden nuestras almas. Ayudémonos
unos a otros con oraciones, y consolémonos con recíproca caridad en nuestros
trabajos. Aquel que por la misericordia del Señor mereciere ir primero,
conserve siempre en la presencia de Dios su caridad, para con sus hermanos,
para implorar la clemencia divina a favor de los fieles que dejó en el mundo.
(S. Cipriano, carta 56 a Cornelio, sent. 7, Tric. T. 1, p. 296.)"
[Sentencias de los Santos Padres Tomo II, pág. 239, Apostolado Mariano.
Sevilla]
Me parece haber dicho en alguna
parte, pero insisto en ello, que la oración bien hecha, con devoción y
recogimiento, nos humaniza, nos ayuda a ser mejor cristiano, por tanto mejor
persona, y tratar a todos con respeto y caridad. El que no se dedica a la
oración en ese sentido de complacer a Dios, se embrutece, se cree así mismo que
tiene poder para hacer juicios contra los obispos.
Verdaderamente,
si no oramos como agrada a Dios Padre: En
espíritu y verdad, son los adoradores de Dios Padre…
«Pero llega la
hora (ya estamos en ella) en que los
adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere
el Padre que sean los que le adoren.» (Jn 4, 23)
Una oración a la medida del propio ser, que no es la
de Dios, no alcanza al cielo, Nuestra oración si es tibia, sin ánimo de
perfección, no nos ayuda a santificarnos.
Cuánto más pura sea la oración que ofrezcamos al
Señor, más fuerzas tendremos para aborrecer todo lo que el Señor aborrece.
La oración que no sale de sus imperfecciones, hace que
el corazón se incline a muchas cosas sin fe, que no es propio de vida de
santidad. También en esas imperfecciones, hay ciertas inclinaciones a pensar
según el mundo.
Es verdad que reconocemos las imperfecciones de
nuestra oración personal, pero el Señor que lo ve todo, si no ve que estamos
deseando mejorar, no conseguiremos su ayuda, hemos de hacer violencia sobre
nosotros mismos, para honrar a Dios, buscando también con perseverancia, la
ayuda de María Santísima, la Madre de Dios, suplicándola, pues somos indignos,
y no podemos hacer nada sin contar con Cristo.
Pues si no deseamos caer en la idolatría,
cuando nos acercamos al Señor, luego no podemos dejarnos llevar por las
apetencias de este mundo.
Esta división de “dos señores”, la
apostasía está por medio, muchos han renunciado a la Iglesia Católica, porque no
entregaron todo su corazón a Dios, una parte del corazón lo han inclinado hacia
las diversiones mundanas, a los pecados y a los vicios,
El Santo Padre Benedicto XVI, en la audiencia del pasado miércoles 15 de junio de 2011, en su magisterio
doctrinal:
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Liturgia: Semana 25 del Tiempo Ordinario y domingo 26
Recomiendo las meditaciones del padre José María Iraburu sobre la liturgia de la Semana;
Benedicto XVI: la Noche del Yaboq
Hay pecadores que por más que oremos por ellos, parece
que su situación no anda en mejoría, la ira, la lujuria, la soberbia que es
madre de todos los vicios, obstaculizan la vida de gracia, se cierra a la luz
de Cristo,
«El impío,
después de haber llegado a lo profundo de los pecados, no hace caso» (Pr. 18,3).
Oramos por nuestros enemigos, es posible que nuestras
oraciones no le digan nada, la rechazan con brusquedad y desprecio: “¡no quiero
que recen por mí!”. Pero nosotros hemos de mantenernos en la paz y en el amor a
Cristo, no responder a su violencia.
He conocido a personas, que en momentos parecía lleno de
bondad, de comprensión, de respeto y caridad, y en cuánto se me ocurre, hablar
de Dios, es como si estallara, temblores por su cuerpo, su rabia, comienza a
blasfemar.
Hay dos clases de ceguera en el hombre, la que se puede
curar y la que es irrecuperable por la conducta del soberbio:
Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido
a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.»
Algunos fariseos que estaban con él
oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?» Jesús les
respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: Vemos”
vuestro pecado permanece.» (Jn 9, 39-40)
... al ciego curado
Jesús le revela ha venido al mundo para realizar un juicio, para separar a los
ciego curables de aquellos que no se dejan curar, porque presumen de sanos… (cfr. Jn 9,
1 y siguientes; Enseñanzas del Magisterio del Santo Padre Benedicto XVI.
Jesucristo,
Tomo 4, 2008, página 421. Edibesa)
De San Agustín:
«Los hombres sin remedio son aquellos que dejan de atender sus propios pecados para fijarse en el de los demás. No buscan lo que hay que corregir, sino en qué pueden morder. Y, al no poderse excusar a sí mismos, están siempre dispuestos a acusar a los demás.» ( L. H. De los sermones de San Agustín, Domingo, Semana XIV. T. III,, p. 380. Ediciones Paulina. 1984).
«Los hombres sin remedio son aquellos que dejan de atender sus propios pecados para fijarse en el de los demás. No buscan lo que hay que corregir, sino en qué pueden morder. Y, al no poderse excusar a sí mismos, están siempre dispuestos a acusar a los demás.» ( L. H. De los sermones de San Agustín, Domingo, Semana XIV. T. III,, p. 380. Ediciones Paulina. 1984).
Benedicto XVI: La oración según el Patriarca Abraham
Si nuestra oración corresponde al Corazón
de Jesús, iremos alcanzando misericordia, y del mismo modo trataremos con
misericordia y caridad a los hermanos, si nos injurian, la caridad permanecerá
en nuestro corazón, no podemos devolver mal por mal y no tendremos
resentimientos contra nadie, pero también con la vida de oración, no podemos
obligar a nadie que se salve, y según la gravedad de su conducta, evitaremos su
mismo camino, como hicieron los santos.
Si nuestro comportamiento con el prójimo
es violento, poniéndonos casi a su mismo nivel, es que nuestra oración, no hay
pureza de intención, y no oramos para Dios.
En
conclusión, tened todos unos mismos sentimientos, sed compasivos, amaos como
hermanos, sed misericordiosos y humildes.
No devolváis mal por mal, ni insulto por
insulto; por el contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la
bendición. (1Pedro, 8-9)
De ninguna manera debemos responder al
violento que no quiere tener una vida según Jesucristo, pues por más que con
caridad le tratamos, no es capaz de aceptar el bien.
No lo tuvieron fáciles los Santos
Patriarcas, guiaba a un pueblo que era incapaz de aceptar la Voluntad de Dios,
y no hacía más que ofenderle.
El Santo Padre Benedicto XVI, nos enseña
de cómo Abraham intercede no solamente para salvar a los inocentes, sino
también para que los culpables no perecieran. Pero ese tipo de culpa, es muy
difícil, y con frecuencia es imposible que halle la conversión del
propio corazón, porque se cierra a la Misericordia de Dios, y se dicen que no
necesita nada del perdón de Dios, ya que el número de sus pecados, les ha
cegado. Había dicho que en parte es difícil, pues solo unos pocos, se
convierten al Señor, de los que se habitúan a esa abominación pecaminosa de
Sodoma y Gomorra. Y porque ahora se amparan en unas leyes infame que legaliza ofensas contra Dios, y están más embrutecidos, que no les han valido los testimonios de los peregrinos de la JMJ, por la pureza de vida.
Pero reflexionemos esta enseñanza de Su
Santidad Benedicto XVI:
lunes, 19 de septiembre de 2011
Benedicto XVI: oración y sentido religioso
Ser cristiano es hacer todo lo que Jesús nos enseña, y muy
común para todos nosotros es la vida de oración, que no solamente pueden
disfrutar los religiosos y sacerdotes, sirve para cada persona, sin importar el
oficio o profesión que realice, como carpintero, jardinero, albañil, fotógrafo,
y todo lo que decente.
Como albañil, no es imposible dedicar nuestro tiempo al
Señor, pues tenemos las jaculatorias, “Jesús, confío en Ti”; Sagrado Corazón de
Jesús, en Vos confío”, “Sagrado Corazón de María, sed mi salvación”, etc. Los
trabajos duros de la construcción gracias a la vida de oración y entrega al
Señor, dejan de ser dura. La oración del Santo Rosario, siempre hay otros
momentos para dedicarlos devotamente al Señor. No existe ningún tipo de justificación que diga que no se puede orar.
Deja de orar, y aparecen multitud de problemas, uno de ellos es ir apagando sin que se de cuenta la fe.
«El
que persevere en la oración, por pecados, caídas de mil manera que ponga el
demonio, tengo por cierto le sacará el Señor a puerto de salvación. » (Santa Teresa de Jesús, vida
8) [Antología de la Oración, página 156, 1. Apostolado Mariano]
El
camino de la oración es un medio muy eficaz, para ir superándonos, si hemos caído
en la suciedad del pecado, nos da fuerzas para levantarnos.
Hay sacerdotes, religiosos y religiosas, que perseveran en la vida de oración, y se perfeccionan cada vez más en su vocación, en la llamada que el Señor ha hecho. Cuánto más oración es más perfecta la vocación, hay más santidad y verdadera vida de pureza y obediencia a la Iglesia Católica. Un alma que ora en espíritu y verdad, es imposible que renuncie a su vestimenta eclesial, ni el religioso renunciará a su hábito religioso. Pero cuanto menos trato de amor se tenga con Cristo, más un alma, opta por identificarse con el mundo, y se olvida de su compromiso con Cristo.
domingo, 18 de septiembre de 2011
Benedicto XVI: Es necesario aprender a rezar
La oración es necesaria para saber vivir en la caridad, en el respeto cristiano, nos ayuda a superar adversidades, a no caer en la desesperación, en perdonar inmediatamente cuando alguien nos ofende. Un perdón y olvido en su totalidad, sin recordar las causas del mal entendido por ejemplo.
¿Cuáles son las causas de que nuestras oraciones son imperfectas? El hombre viejo que no quiere que seamos libres, sino que en la esclavitud nos arrastra hacia otros caminos que no llevan a Dios.
Es preciso orar, desear que nuestras oraciones sean acogidas por la misericordia de Dios, entonces podremos seguir adelante en el camino de la santidad. Un alma que ora a Dios, pero luego se complace en las cosas terrenales, está dando marcha atrás del camino de la santidad. En la oración debemos perseverar constantemente en el fiel cumplimiento de la Voluntad de Dios.
La medida de nuestras oraciones debe ser la de Jesucrsito nuestro Señor, y de la Santísima Madre de Dios, con ellos aprenderemos, a ser verdaderos adoradores del Señor, también nos encaminará dándonos facilidades para ir educando nuestro corazón hacia los Sagrados Corazones de Jesús y María, la experiencia de los Santos Padres de la Iglesia Católica, y entre ellos tenemos al Papa Benedicto XVI, que comparte con nosotros sus conocimientos, para que podamos ser santos.
¿Cuáles son las causas de que nuestras oraciones son imperfectas? El hombre viejo que no quiere que seamos libres, sino que en la esclavitud nos arrastra hacia otros caminos que no llevan a Dios.
Es preciso orar, desear que nuestras oraciones sean acogidas por la misericordia de Dios, entonces podremos seguir adelante en el camino de la santidad. Un alma que ora a Dios, pero luego se complace en las cosas terrenales, está dando marcha atrás del camino de la santidad. En la oración debemos perseverar constantemente en el fiel cumplimiento de la Voluntad de Dios.
La medida de nuestras oraciones debe ser la de Jesucrsito nuestro Señor, y de la Santísima Madre de Dios, con ellos aprenderemos, a ser verdaderos adoradores del Señor, también nos encaminará dándonos facilidades para ir educando nuestro corazón hacia los Sagrados Corazones de Jesús y María, la experiencia de los Santos Padres de la Iglesia Católica, y entre ellos tenemos al Papa Benedicto XVI, que comparte con nosotros sus conocimientos, para que podamos ser santos.
Enviaron espiar al Cardenal Joseph Ratzinger
Cuánto más queremos acercarnos a Cristo, para vivir su
vida, poner en práctica el Evangelio de Cristo, según nuestra vocación; la que
Dios mismo ha puesto en nuestro corazón, más dificultades podríamos tener, pero
con la ayuda de Dios, la perseverancia en la vida de Gracia,
Antes de ser Papa, el Cardenal Joseph Ratzinger, por
ser un hombre íntegro, lleno de Dios, y como todos los santos, fueron
desconfiados por la gente que no valoran la vida de Jesús, intentan encontrar
algo con lo que puedan acusarle, y si no lo encuentra se inventan calumnias,
como hicieron con Jesús y los Santos Apóstoles, en todas las épocas y
generaciones.
Antes de venir el Santo Padre a Madrid, a la JMJ,
algunos descontentos, políticos, y oitros informadores de prensa, hicieron lo
posible de examinar las palabras del Santo Padre en sus homilías, pero no para
meditar sobre la vida de santidad, sino tener algo con lo que acusarle.
Pero finalmente, al no encontrarlo, algunos de esas
personas descontentas, se admiraron, y felicitaron al Papa. Pero el Santo Padre
no busca su recompensa en las glorias terrenales, ya lo tiene y lo recibe de
Dios, en el tiempo, y para una eternidad feliz.
La Iglesia Santa de Dios, nos recuerda que hemos de
orar por todos los gobernantes, y así debe ser. Por su conversión, y por el
bien de todos, de España, Europa, y todos los continentes del mundo, y sus
islas.
Pero, a causa de los intrusos, los
falsos hermanos que solapadamente se infiltraron para espiar la libertad que
tenemos en Cristo Jesús, con el fin de reducirnos a esclavitud, a quienes ni
por un instante cedimos, sometiéndonos, a fin de salvaguardar para vosotros la
verdad del Evangelio... (Gal 2, 4-5)
viernes, 16 de septiembre de 2011
Una Voce Sevilla
Con la música sacra en las parroquias, haría un inmenso bien a todas las almas que quieren santificarse, todos amamos a Cristo, pero la inconstancia de un corazón dividido que comparta a Cristo con otros asuntos terrenales, no pueden ayudar a la santificación. Nuestro espíritu necesita reeducarse, nuestro corazón, en todos los modos que pueda ayudarnos a acercarnos más a Dios.
Deben desterrarse toda la música que no ayude a la verdadera piedad, a la santidad de vida. ¿De verdad queremos alcanzar la santidad, con nuestro corazón apegado a música profana, de grupos de personas que ni siquieran se esfuerzan en convertir su corazón al Señor?
Hemos, y además que lo necesitamos hace una renuncia total, a todo lo que no nos ayude a acercarnos a Jesucristo.
...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)