¡Feliz Solemnidad de la Inmaculada Concepción!
Nuestra vocación a la santidad se hace más fuerte, en cuánto
tengamos siempre a la Madre de Dios en nuestra vida, pues gracias a Ella,
tenemos a Jesús, y la salvación; nuestra salvación, pero no nos confiemos en
nosotros mismos, sino que debemos perseverar en nuestra devoción. Si meditamos
la Palabra de Dios como lo hizo Ella, la Santísima Madre de Dios, si la
imitamos en su silencio para estar más pendientes de Dios, si la imitamos en la
entrega total a Dios, tendremos fortaleza para vencernos a nosotros mismos. Sin
Ella, es imposible agradar a Dios. Eso es lo que pienso.
Con la Santísima Madre de Dios, los demonios huirán de nosotros. Si quieres amar a Dios, ama acepta a la Santísima Madre de Dios, como nuestra Madre, nuestra Reina, Corredentora con Cristo.
Nada más despertar, nosotros hemos de dar gracias a Dios,
que nos ha dado a María por Madre nuestra, y en gratitud a la Inmaculada
Concepción, a lo largo del día, después de las Tres Ave María por la mañana y
antes de acostarse, y de rodillas con humildad rezaremos. De esta manera los
inmundos espíritus de las tinieblas, no podrán conseguir que tengamos malos
sueños.
A lo largo del día, que importante es rezar devotamente,
además de nuestras devociones a Jesús nuestro Dios y Salvador, el Santo
Rosario, meditando profundamente los misterios, no hace falta tener prisa para
terminar. Y nuestra atención a la Eucaristía se asemejarán al de los Santos
Ángeles de Dios y los Santos, que únicamente están pendientes del Altísimo, también
nosotros podemos hacerlo.
Pues no es suficiente ser devoto de la Santísima Madre de
Dios, que es un buen comienzo, pues se necesita que perseveremos, en la
humildad, en el recogimiento.
La verdadera devoción nos lleva a renunciar la vida de la mundanidad del Maligno, el mundano no es capaz de ofrecer todo su corazón entero a María Santísima, por lo que no llega a Cristo.
Si estamos en esta situación, no podemos olvidar que para Dios no hay nada imposible, y le pediremos todos los días, orando con nuestro corazón, siendo sinceros, que arranque de nuestro corazón toda la contaminación y putrefacción de todo lo que no nos enseña Cristo y la Iglesia en el Evangelio.
Nuestros queridos Papas, insisten una y otra vez, que debemos estar mas atento al Señor, abrirnos al Espíritu Santo.
Para meditar:
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