He leído que algunas
personas dicen que las palabras de Jesús son duras, y las del Papa Francisco.
Nada más lejos de la realidad, yo no he encontrado palabras duras.
Ni siquiera cuando yo vivía sin demasiado interés por la vida religiosa, nunca he tenido malos pensamientos contra la Palabra de Dios, a pesar de las inmundicias abominables de mis pecados y vicios, de los cuales, aún no estoy convertido, pues el tentador no duerme, no reposa, pero nosotros hemos de estar alerta.
Nunca se me ocurrió decir sobre las palabras que leemos en la Santa Biblia, o la que nos enseñan los Santos Padres y Doctores de la Iglesia Católica hasta el actual Papa Francisco: "qué palabras tan duras dice...", si yo dijera esto, no habría aceptado la llamada del Señor.
Si algunas de las palabras que el Señor habla en la Sagrada Escritura parecen que son duras, es porque ese corazón no se ha abierto al Amor de Cristo, y lo mismo cuando dicen del Papa Francisco, "son palabras duras". No son palabras duras, sino medicinales, que nuestro hombre viejo e impertinente, que el corazón mundano es incapaz de aceptar toda virtud cristiana.
Ni siquiera cuando yo vivía sin demasiado interés por la vida religiosa, nunca he tenido malos pensamientos contra la Palabra de Dios, a pesar de las inmundicias abominables de mis pecados y vicios, de los cuales, aún no estoy convertido, pues el tentador no duerme, no reposa, pero nosotros hemos de estar alerta.
Nunca se me ocurrió decir sobre las palabras que leemos en la Santa Biblia, o la que nos enseñan los Santos Padres y Doctores de la Iglesia Católica hasta el actual Papa Francisco: "qué palabras tan duras dice...", si yo dijera esto, no habría aceptado la llamada del Señor.
Si algunas de las palabras que el Señor habla en la Sagrada Escritura parecen que son duras, es porque ese corazón no se ha abierto al Amor de Cristo, y lo mismo cuando dicen del Papa Francisco, "son palabras duras". No son palabras duras, sino medicinales, que nuestro hombre viejo e impertinente, que el corazón mundano es incapaz de aceptar toda virtud cristiana.
No es verdad que las enseñanzas de los Papas sean duras, no es verdad. La causa de pensar así,
es porque se sienten aludidos, viven según el mundo y necesitan desahogarse diciendo mentiras como esas. No es de extrañar
tampoco, que haya lectores… que piensen, lo que ya he referido, que yo no tenía
que escribir así. Sin embargo, ellos se motivan por los respetos humanos, quedando
como enemistados con Dios.
Cuántas veces he
insistido de la obediencia a las normas litúrgicas. No es del agrado los que ya
han determinado para celebrar la Liturgia en contradicción al Magisterio de la
Iglesia Católica, y parece que les duele, que yo recuerde la importancia de la
Santa Obediencia a la Iglesia Católica. Eso sí, no hago desprecios a sus
personas, ni a su vocación. Al no hacerlo, no complazco ni al mundo ni al
demonio, ni a los amigos del mundo que algunos, por decirlo así, que patalean,
y parece que se hunden.
No
hermano, no te hundas, vuelve tu corazón a Dios, obedece
y la alegría del Espíritu Santo, te hará volar más alto, donde está Dios que a
todos nos ama. Vive la alegría de Cristo en la paz y en la dulzura de la Santa
Obediencia. Jesús y María Santísima te muestran sus manos para sacarte, para
sacarnos de nuestras miserias.
Y es que no dejo de
maravillarme de sus enseñanzas, que son de acuerdo con el Espíritu Santo.
¿Recuerda que me dijo, que todo lo que hay en el mundo es bueno? Sin duda
alguna es por el olvido del Evangelio, pues claro, que la afición de usted ya
no deja tiempo para la oración del corazón ni la meditación del Evangelio. Me
dijo una serie de cosas que se oponen a la Voluntad de Dios, pero que yo nunca
he creído, pues lo que creo es en la Voluntad de Dios y en la Iglesia Católica.
Fíjese, hermano… cómo
el Papa una vez más nos anima a que despertemos de nuestra pereza, tibieza,
letargo de muerte, cuando nos habla de la idolatría.
Pero estoy convencido,
que cuando la raíz de alguna afición al mundo deportivo, no se considera idolatría,
pero a la luz del Espíritu Santo, sí que lo es, y claramente el Nuevo
Testamento nos habla. Sinceramente, he dejado de creer en quienes han cambiado
el Evangelio de Cristo por las aficiones deportivas, más aún, es que nunca he
llegado a creerles, porque no son ellos los que me han sacado de las tinieblas,
sino Nuestro Señor Jesucristo, la Santísima Virgen María, y la Santa Madre
Iglesia Católica, y claro, los Papas me han traído la luz de Cristo a mi vida,
por esta razón, mi rechazo a la idolatría no tiene remedio. No sería cristiano
si yo fuera aficionado a determinado equipo, estaría traicionando al Amor de
Dios, estaría negando el Amor de Dios.
Reflexionando en las
palabras del Santo Padre Francisco, hay “cristianos”, que por no serlo con
toda su alma, no puede entregar todo su corazón a Cristo, ya que lo ocupa en
cosas opuestas a la voluntad adorable de Dios.
Nosotros creemos que
hay un solo Dios, pero los “cristianos aficionados a la mundanidad”, y en esto
está la inhumanidad de los festejos taurinos, que son eventos claramente
paganos, no cristianos; del mismo modo las ferias, los circos; los mundanos
tratan de engañar, de seducir para que las almas dejen la oración, la
contemplación, las obras de caridad. Porque con el dinero que se puede dar a
los pobres, se les está robando, cuando incluso, se compra cigarrillos,
entradas para el cine, y cualquier otras cosas que no están de acuerdo con la
Voluntad de Dios.
Consideremos, que todo
cristiano que disfruta de la mundanidad, está poniendo en riesgo la salvación
eterna de su alma, pues no se puede rezar al mismo tiempo que grita eufóricamente,
o lanza alaridos cuando están “contemplando” un partido de futbol. Un cristiano
que come y bebe con los infieles, en la mesa del diablo. Un cristiano que se
presenta todo sucio, porque por la mundanidad ha perdido la Gracia de Dios, y
no reconoce la vergüenza que le ha llevado su pecado:
Mateo 22, 11-14: «Entró
el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: “Amigo,
¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?”
Él se quedó
callado.
Entonces el rey
dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de
fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.” Porque muchos son
llamados, más pocos escogidos.»
Ahora meditemos atentamente las palabras del Papa
Francisco:
El papa invita a la conversión durante la misa de hoy jueves
Cada
uno de nosotros vive con pequeñas o grandes idolatrías, pero el camino que nos
lleva a Dios pasa por un amor que es exclusivo a Él, como Jesús nos lo enseñó.
Lo afirmó así este jueves el papa Francisco en la misa matutina de la Casa
Santa Marta.
Han
concelebrado con el papa tres altos prelados, el arzobispo de Curitiba en
Brasil, José Vitti; de Ibiza en España, Juan Segura, y de Sagar en la India,
Chirayath Anthony. Según informa Radio Vaticana, también asistieron empleados
de la Biblioteca Apostólica Vaticana, acompañados por el viceprefecto Ambrogio
Paizzoni, y un grupo de personal de la Universidad Lateranense, acompañados por
el vicerrector, monseñor Patrick Valdrini.
Lejos del Reino
Cuando
el escriba se acercó a Jesús para preguntarle lo que, según él, es "el
primero de todos los mandamientos" es probable que su intención no fuera
tan inocente. Es así como el papa Francisco inicia la homilía evaluando el
comportamiento del hombre que, en la narración evangélica de la liturgia de hoy,
se dirige a Cristo dando la impresión de "meterlo a la prueba", si no
es de "hacerlo caer en la trampa".
Y
cuando --a la cita bíblica de Jesús: "Escucha, oh Israel. El Señor es
nuestro Dios, el Señor es uno"--, el escriba responde aprobando, el papa
llama la atención sobre el comentario de Cristo: "No estás lejos del reino
de Dios". En esencia, dice el papa Francisco, con el "no está
lejos", Jesús quería decirle al escriba: "Sabes muy bien la
teoría", pero "todavía te falta una distancia hacia el Reino de
Dios", es decir, debes caminar para transformar en "realidad este
mandamiento ", ya que "la confesión de Dios" se hace en el
"camino de la vida".
No
a las idolatrías
Añadió
el santo padre que "no basta decir: 'Pero yo creo en Dios, Dios es el
único Dios'. Está bien, pero ¿cómo vives este camino de vida? Porque podemos
decir: 'El Señor es el único Dios, solamente, no hay otro', pero a la vez vivir
como si Él no fuera el único Dios y tener otras deidades a nuestra
disposición... Es el peligro de la idolatría: la idolatría que llega a nosotros
con el espíritu del mundo. Y Jesús, en esto, era claro: el espíritu del mundo,
no. Y en la última Cena Jesús pide al Padre que nos defienda del espíritu del
mundo, porque el espíritu del mundo nos lleva a la idolatría".
"La
idolatría --continúa el papa Francisco, es sutil", todos nosotros "tenemos
nuestros ídolos ocultos" y "el camino de la vida para llegar, para
no estar lejos del Reino de Dios", implica "descubrir los ídolos ocultos". Un comportamiento
que ya se encuentra en la Biblia --recuerda--, se lee en el episodio en el que
Raquel, mujer de Jacob, finge no tener consigo ídolos, los cuales ha llevado de
la casa de su padre y los ha escondido detrás de su caballo. También nosotros,
dijo Francisco, "lo hemos escondido en un caballo, nuestro... Pero tenemos que buscarle y debemos
destruirlo", porque la única manera de seguir a Dios es la de un
amor basado en la "lealtad".
Ahuyentar los ídolos
"Y
la lealtad --prosiguió--, nos pide que
ahuyentemos los ídolos, descubrirlos: están ocultos en nuestra
personalidad, en nuestra forma de vida. Pero estos ídolos ocultos hacen que
no seamos fieles en el amor. El apóstol Santiago, cuando dice: 'Quien es amigo del mundo, es enemigo de
Dios', comienza diciendo: '¡Ustedes
adúlteros!'. Nos reprocha, pero con el adjetivo: ¡adúlteros! ¿Por qué? Porque quien es "amigo" del mundo
es un idólatra, ¡no es fiel al amor de Dios! El camino para no estar lejos,
para avanzar en el Reino de Dios, es un camino de lealtad que se asemeja a la
del amor conyugal".
Mientras
que "con las pequeñas idolatrías que tenemos", ¿cómo es posible --concluye el papa Francisco--, no ser fiel "a un amor tan
grande?". Para ello, es necesario confiar en Cristo, que es
"fidelidad plena" y que "nos ama tanto".
"Podemos
preguntarle ahora a Jesús: 'Señor, tú que eres tan bueno, enséñame el camino
para estar cada día menos lejos del Reino de Dios, aquella manera para
ahuyentar todos los ídolos'. Es difícil, pero tenemos que empezar... Los ídolos
ocultos en los muchos caballos que tenemos en nuestra personalidad, en nuestra
forma de vida: mandar lejos el ídolo de lo mundano, que nos lleva a
convertirnos en enemigos de Dios. Pidamos esta gracia en Jesús, hoy."
Traducido del italiano
por José Antonio Varela V.
Hasta aquí las palabras
del Papa.
Mis buenos hermanos,
quien siembra tacañamente, no podrá recoger. Ser tacaño en amar a Dios, es lo
mismo que no amarle; y eso luego se nota en las oraciones atropelladas,
corriendo y mal pronunciados. En hacer mal las celebraciones litúrgicas, cuando
el sacerdote que ama al Señor, considera la belleza del “Ars Celebrandi” que
exhortaba el Papa emérito Benedicto XVI: Observancia de
las normas litúrgicas y “ars celebrandi” - Vaticano
Por lo tanto, es
importante volver nuestro corazón a Dios. Ahuyentemos los ídolos, los vicios que
hay en nuestra vida que tanto está dificultando, culpa nuestra el Amor de Dios.
Examinémonos
profundamente, pues hay ídolos que es fácil descubrirlo, pero también hay “ídolos
ocultos”, que no quieren ser descubierto. Pidamos a Jesús y a María Santísima,
que nos ilumine, una vez descubierto, expulsemos todos esos nuestros ídolos
fuera de nuestra vida, y perseveremos en el Amor de Dios.
Nuestro amor a Dios, nos invita a que no vayamos por el mismo camino, de quien nos engaña y nos arrastras hacia el camino de la idolatría, por tanto, oremos también por su conversión.
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