miércoles, 6 de mayo de 2015

Cómo ir a Misa y no perder la fe - 2. Desobediencia a las normas y obediencia a la creatividad

Mis buenos hermanos,  que el Señor llene vuestros, nuestros corazones del Espíritu Santo.
 
Como ya sabemos, no hace mucho he comentado sobre el nuevo libro que ha aparecido y que todo cristiano deben comprar.
 
 
 

¿Cómo puedo saber yo, si esto que veo en la Misa es conforme al Rito Romano? Pues hay sacerdotes que celebran la Misa y no tienen en muy buena consideración la obediencia a la Sagrada Liturgia, y muchos feligreses se llega a imaginar que todos esos desordenes, esa permisividad, es porque así lo enseña la Santa Sede. Pero no es así. ¡De ninguna manera queridos hermanos!, pues si obramos con iniciativa, conociendo que es lo que verdaderamente enseña la Iglesia Católica, enseguida podremos comprender que los abusos o atropellos litúrgicos no corresponden al sentir de la Santa Iglesia Católica. 
 
Uno de los éxitos de nuestro enemigo el demonio, es que hay cristianos, y me refiero a los seglares, es hacerle permanecer en la tibieza, en la comodidad de no aprender la doctrina de la Iglesia Católica. Y no es necesario "quiero ser teólogo", porque ni siquiera este camino es para mí, que no me siento llamado; sino cómo he de comportarme durante la Misa, ¿Cómo puedo acercarme más a Dios? Pues comprendiendo la Santa Misa. El propietario de la Misa no es el celebrante que lo celebra en esos momentos. Por lo que tiene que adaptarse a las normas litúrgicas. No se da gloria a Dios a través de los caprichos, de la desobediencia y rebeldía a las normas a los cánones de la Santa Misa, las rúbricas deben ser respetada y obedecida. No sirve a Dios: "hago lo que quiero y como me plazca"
 
 
Además de las obras sobre la Liturgia y los Sacramentos, no deberían faltar en los seminarios, y este libro de gran utilidad, de gran provecho para los seminaristas, incluso para los sacerdotes que quieren animarse a honrar a Cristo, y no inventarse “métodos que destruye la fe de los feligreses”, como actualmente en distintas parroquias, y no se libra mi pueblo, de las misas que matan la fe de niños y adultos.
Aprendamos a honrar al Señor en el sacrificio de la Santa Misa. 
 
Pues las ocupaciones y entretenimientos según el mundo, además de la relación con Jesucristo que impiden, le sigue el estudio de lo que le corresponde para vivir en perfección su vocación personal. En vez de estudiar liturgia, se ha visto a seminaristas jugando al fútbol, ofendiendo gravemente al Señor nuestro Dios. Lo mismo ha sucedido que otras tantas personas, se han dedicado a la mundanidad, han terminado en la soledad, abandonado de Dios y del mundo, cayendo en una amarga locura.
 
Pero el demonio es muy astuto, recientemente he leído., que para seguir a Jesucristo, algunos preparan un musical. Pero eso es opuesto al Evangelio, es volver la mirada atrás, para sí mismo.
 
Las celebraciones que no siguen las normas establecidas por el Magisterio de la Iglesia Católica, “yo celebro de esta manera, para agradar a la gente”, es romper con la unidad que Cristo quiere. “Haced esto en memoria mía, dice el Señor. Pero el sacerdote mundano, nada quiere saber de la memoria de Cristo, y por eso se resiste, incluso se queja amargamente por las normas establecidas, rebelándose a propósito contra las rúbricas de la Sagrada Liturgia.
 
Recuerdo aquel salesiano que cuando le quise dar un documento preparado por la Congregación de la Doctrina de la Fe, para que se respete profundamente la Sagrada Liturgia, no quiso aceptarlo y se apresuró casi a la carrera, porque ya sabría, de qué se trataba. Fue muy triste, como hizo públicamente gran desprecio a Cristo Eucaristía, en la exposición del Santísimo Sacramento. Es tremendo como dicen “yo soy fiel al Magisterio de la Iglesia Católica” y se comporten de manera contradictoria incluso con otras enseñanzas de Cristo Jesús. Es una extraña forma de ser “fiel al Magisterio de la Iglesia Católica”, “la Iglesia manda esto, pero mi idea de hacer las cosas es mucho mejor”. Y sin embargo, hay personas que simpatizan con quienes no mantienen una obediencia a la Iglesia Católica, pero el problema está ahí, que hay quienes se piensan como bueno lo que es malo a Dios y a la Iglesia Católica. Si se le muestra documentación eclesiástica, siempre se inclina a lo que han aprendido de algunos malos pastores. ¡Ojo!, San Agustín y otros Santos y Santas, nos advierten sobre los malos pastores.

 
 
 
 

 
 
 
Esta primera edición, es reciente, febrero de 2015.
 

2. Desobediencia a las normas y obediencia a la creatividad 

Entre las razones que llevan a no obedecer a las normas de la liturgia están el escaso conocimiento de la Historia y del significado teológico de los ritos, la manía por las novedades y de la desconfianza en la capacidad del rito– y, sobre todo, falta de fe en la eficacia del sacramento, es decir, en que tenga realmente la potencia divina de hacer lo que significa.

No son pocos los que consideran que los abusos han sido causados por defecto internos al ordenamiento General del Misal Romano, a los que han contribuido la posición del sacerdote dirigido al pueblo desde el inicio al final de la Misa, las traducciones a menudos banales de los textos litúrgicos y el convencimiento de que la lengua vernácula basta para que la Misa sea inteligible.

La transgresión, la inobservancia y los frecuentes cambios de las normas litúrgicas se suceden a menudo a causa del conocimiento superficial y del capricho personal en la interpretación de cada norma, motivados con “razones pastorales, un término comodín que cubre los abusos y confunde a los fieles. No hay confianza en las rúbricas de la Misa, pero sí preocupación sobre cómo deben ser interpretadas. Algunos movimientos y grupos eclesiales introducen nuevas prácticas con la intención de “renovar” la Liturgia; como consecuencia, ésta se reduce a entretenimiento y espectáculo en lugar de ser recogimiento en la escucha del misterio y en la acción de gracias.

Algunos obispos consideran que hay un comportamiento ambiguo en los discaterios de la Santa Sede cuando afirman, por un lado, normas universales y permiten por otro, que los movimientos celebren de modo distinto. Los fieles se quejan de demasiadas diferencias entre una iglesia y la otra de una misma diócesis; se preguntan si subsisten aún el rito romano con sus características propias. Muchos sacerdotes de los últimos decenios han recibido una formación litúrgica separada de la doctrina, por lo que se ha difundido la idea de que la Misa es una cuestión de la comunidad local y no de la Iglesia Católica. 

San Juan Pablo II intentó fijar límites pronunciando, en la encíclica Ecclesia de Eucharistía, un documento específico de carácter jurídico (52) que fue preparado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, y que finalmente vio la luz en 2004: la instrucción Redemptionis Sacramentum «sobre algunas cosas que se deben observar y evitar» respecto a la Misa. Parece recordar el Decretum de Observandis et Evitandis in celebratione Missae del Concilio de Trento, que constituye el esqueleto del capítulo del Misal Romano tridentino. De Defectibus in celebratione Missarum ocurrentibus; si hubiera sido incluido en el Misal de Pablo VI no se habría dado pie a graves infracciones y abusos ulteriores. La infracción indica el modo justo de la celebración del sacerdote y de la participación de los fieles, corrige los equívocos, individualiza las responsabilidades morales y conmina las sanciones canónicas.

 

La crisis del postconcilio ha radicalizado tanto los abusos, que muchos han creído que forman parte de la reforma querida por el Concilio. En cambio, el inicio de la instrucción tiene una intencionalidad completamente distinta:
«No hay duda que la reforma litúrgica del Concilio ha tenido grandes ventajas para una participación más consciente, activa y fructífera de los fieles en el Santo Sacrificio del altar. Sin embargo, no faltan sombras. Así, no se puede callar ante los abusos, incluso gravísimos contra la naturaleza de la Liturgia y de los sacramentos, también contra la Tradición y Autoridad de la Iglesia, que en nuestros tiempos, no raramente dañan las celebraciones litúrgicas en diversos ámbitos eclesiales. En algunos lugares, los abusos litúrgicos se han convertido en una costumbre, lo cual no se puede admitir y debe terminarse». (RS 4). 

Nos remontamos a 1988, vigésimo quinto aniversario de la Constitución Litúrgica. La razón de una advertencia tan preocupante se halla de que dichos abusos «contribuyen a oscurecer la recta fe y la doctrina católica sobre este admirable Sacramento», impidiendo a «los fieles revivir de algún modo la experiencia de los dos discípulos de Emaus: «Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron » » (RS 6). Los abusos radican en un falso concepto de libertad en base a la cual hacemos todo lo que queremos, mientras que debemos hacer lo que es digno y justo (7); no nos preocupa el hecho de que los signos visibles «que usa la Sagrada Liturgia han sido escogidos por Cristo o por la Iglesia para significar realidades celestes» (SC 33)

 

«Además la estructura y la forma de las celebraciones sagradas según cada uno de los ritos, sea de la Tradición de Oriente sea la de Occidente, concuerdan con la Iglesia universal y con las costumbres universalmente aceptada por la constante tradición apostólica, que la Iglesia entrega, con solicitud y fidelidad, a las generaciones futuras. Todo esto es sabiamente custodiado y protegido por las normas litúrgicas» (RS 9)

Todos afirmamos «ser Iglesia», pero olvidamos que la Iglesia no tiene potestad ninguna a lo que ha sido establecido por Cristo y que constituye parte inmutable de la Liturgia (SC 21) ;
«Pero si se rompiera este vínculo que los sacramentos tienen con el mismo Cristo, que los ha instituido, y con los acontecimientos en los que la Iglesia ha sido fundada, nada aprovecharía a los fieles, sino que podría dañarle. De hecho, la Sagrada Liturgia está estrechamente ligada con los principios doctrinales, por lo que el uso de textos y ritos que no han sido aprobados lleva a que disminuya o desaparezca el nexo necesario entre la lex orandi y la lex credendi» (RS 10)

 

Textos del libro : (Cómo ir a Misa y no perder la fe, páginas 148-152. Editorial Stella Maris. Primera edición; febrero 2015)
 
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Queda mucho más por decir, pero que el cristiano que ame la Misa, debe comprar este libro. Un buen hermano en la fe, un gran amigo de Dios, y amigo mío en Cristo Jesús, dice que es un libro que debe tener todos los seminaristas en su casa. Efectivamente. Pues no es muy caro. Incluso, pienso, que algunas personas, podría comprar, y regalarlos a los que se encaminan hacia el sacerdocio. Será también de gran ayuda a tantos sacerdotes, en nuestras parroquias. Pero ellos también tienen la posibilidad de poder comprarlo,


Para saber más
 
 

Supliquemos a la Santísima Madre de Dios, que interceda por todos nosotros y por tantos sacerdotes, para que abran sus corazones, y se conviertan en grandes defensores de los intereses de Nuestro Señor Jesucristo.

Pidamos humildemente al Espíritu Santo, para que las homilías de nuestros sacerdotes, remuevan los corazones a la conversión, que las homilías procedan del conocimiento y amor al Espíritu Santo; de la Santísima Trinidad.


Anteriormente:
Cómo ir a Misa y no perder la fe, recuperar los valores de la Eucaristía

4 comentarios:

  1. Gracias por la recomendación y por tus enseñanzas amigo José Luis. Yo también recomiendo con tu permiso un libro, el "You Cat". Es puro Evangelio y pura enseñanza. Espero que estés bien amigo. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala

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    1. Dios nuestro Señor te llene de muchas bendiciones, tú ya tienes la aprobación de Nuestro Dios y Señor Jesucristo, para todo lo bueno y útil que vas haciendo para gloria y alabanza de Dios, mi hermano Pepe.

      El You Cat, es uno de los libros como parte de kit del peregrino de la JMJ 2011.

      Muy buen fin de semana, mi buen amigo Pepe con toda tu familia y amistades.

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  2. Por aquí pasaba de nuevo para leer tus enseñanzas José Luis. Espero que estés bien amigo. Un abrazo.

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    1. Dios te bendiga siempre, hermano Pepe, más que enseñanzas son unas pobres reflexiones que suelo compartir.

      Ayer no me dio tiempo pues tenía unos asuntos que hacer, además, de la alergia al pólen, que hoy ya me he tomado el medicamento. Pero bendito sea el Señor nuestro Dios por los siglos de los siglos.

      Tras este comentario, ya pongo el nuevo post.

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