¿Es necesario cambiar el sentido de las homilías?
¿Debo ser un "cristiano olvidadizo?; es decir alejado de Cristo por as cosas de este mundo.
En primer lugar no pretendo dar lecciones de homilías, sino que esto es una reflexión. Pues hay personas más autorizadas como Benedicto XVI, además, de San Agustín, San Alfonso María de Ligorio, San Antonio de Padua, y otros muchos, que bien ofrecieron al pueblo homilías no para entretener, sino para llevarlos a Dios.
*Homilías entretenidas, porque de esta forma la iglesia se llenará de personas, de más gente, se divertirán, y el que dice la homilía quedará satisfecho. Pero por causa de esas homilías, que se espera un entretenimiento como en los circos y teatros, aplausos, risas, una parte de esos oyentes ya no volverán allí, porque son de los oyentes que buscan al Señor.
Las "homilías entretenidas", no buscan la gloria de Dios, sino también quedar bien ante lo terrenal, hablar ligeramente de Dios, pero acabar con lo terrenal, "ahora podéis ir a disfrutar de los festejos populares, tenéis que divertiros", y en algunos sitios, aplausos, risas, pero allí está el Señor, que lo crucifican de nuevo con actitudes mundanas. ¿por qué no se cansan de renovar los sufrimientos de Cristo?
Nada, se habla de misericordia de Dios pero para ofenderle luego. es el corazón irresoluto, inconstante. ¡Ah, Dios mío!. cuántos fracasos arremete la tibieza contra los tibios, Uno de los problemas más graves de la tibieza, es que el tibio se satisfaga en su propia tibieza. Que Dios es misericordioso, y cualquier cosa mala que haga, en sí mismo el tibio, no se confiesa de ese pecado, porque está convencido de que los defectos y vicios son virtudes, que Dios no le castigará por ello. Y sin darse cuenta esta viviendo ya la muerte en vida, es una muerte espiritual. Que Dios está para perdonar pero no para castigar.
Otro de los frutos de la tibieza, es que el alma, cuando menciona a Dios, a la Santísima Virgen María, tiene necesidad de escribirlo en minúscula. Y aunque para algunos les parece cosa de poca importancia, no es así. Pues cuanto más el alma ame al Señor, más respeto tiene a su Santísimo Nombre.
Bien, pero hablando de las homilías. Hay homilías, como yo escuche en este triduo Pascual, que verdaderamente acerca a Dios, no justifica las cosas terrenales, sino que te mueve a convertir tu corazón. Muy distinta en otro sitio, que ya he comentado, "hay que disfrutar de as cosas de "moros y cristianos". De hecho, sucede cosas así, cuando no se toma en serio a Cristo Jesús, y es por eso, que hay quienes tienen más su corazón puesto en el mundo, en todo lo que le ofrece.
En los "moros y cristianos", no hay búsquedas del camino de Cristo, sino mucho ruido; vicios, alcohol entre los participantes, porque yo lo he visto hace años. en la iglesia estaba prácticamente llena, antes de comenzar el desorden de "moros y cristianos", hablaban, incluso a grandes voces. Y con esa cantidad de ruido, un exceso de decibelios, ningún respeto a Cristo, ¿por qué se le ofende cada año de esa manera? ¿Cristianos que traicionan a Cristo? La mala influencia del mundo corrompe a los corazones cristianos, hasta arrastrarlo a la impiedad.
No hermano, no lo tomes a mal lo que digo, porque las fiestas de moros y cristianos es un olvido radical de la Pasión de Cristo, y de la Gloriosa Resurrección del Divino Salvador. Si lo tomas a la tremenda, te haces daño a ti mismo. y no resuelves volver a Dios.
No se puede predicar en homilías los deseos del mundo como algo a que seguir para ser feliz. no se puede hacer eso.
--Pero es que celebramos la Resurrección de Cristo--
Claro que debemos alegrarnos con la Resurrección gloriosa de Cristo, pero hagámoslo desde el Espíritu Santo, no según el mundo, que se opone siempre a la felicidad que el Señor nos ofrece para mostrar la suya propia, es decir. la felicidad del mundo no es felicidad, porque no hay libertad, sino maldad y corrupción, no hay felicidad en el olvido de Dios.
¿Cómo celebraban los Santos Apóstoles la Resurrección de Cristo? Se llenaron de alegría cuando lo comprendieron, que Jesús había resucitado, la alegría de Dios ha retornado a nosotros. Cristo es nuestra alegría, por eso, no nos divertimos según el mundo. Los cristianos mundanos están lejos de Cristo. Pues se divierten con demasiada frecuencia. Pero la alegría del Cristiano es superior a toda la felicidad que el mundo ofrece con sus juegos y deportes, y tantos entretenimientos que acaban en separación eterna de Dios.
- «Aquellos a quienes la Escritura llama pesados de corazón y amantes de la mentira dicen: Qué mal puede haber en disipar el espíritu y divertirse. ¿Qué tiene de malo la música y los conciertos de instrumentos? ¡Oh extremada locura, oh pensamiento, oh invención diabólica, oh generación mala y adúltera! ¿De este modo pagáis al Señor lo que le debéis? Por todas partes ordena Jesucristo a los cristianos que no se distraigan en cosas vanas, y que no empleen el tiempo en juegos y diversiones; y vosotros decís, ¿qué mal nos puede hacer esto? ¡Ay de aquellos que llaman dulce a los que es amargo, y amargo a lo que es dulce! ¡Ay de aquellos que pretenden que las tinieblas pasen por luz, y la luz por tinieblas! Yo quisiera que estos ignorantes y descarados que hablan así me dijesen: ¿En qué lugar de la Escritura se halla que es permitido al cristiano ocuparse en todas esas diversiones? ¿Qué Evangelios han enseñado Jamás, que puedan vivir los cristianos con tan poca gravedad y modestia? Por otra parte, escritos están en el cielo los pactos y promesas que hicimos en el Bautismo, la renuncia de Satanás y la alianza con Jesucristo. Algún día se nos harán presentes en el juicio todas nuestras obras, palabras y pensamientos, las distracciones y risas disolutas y, en una palabra, todo cuanto no se conforma con la profesión de un cristiano.» (San Juan Crisóstomo Serm. de Peccato proph., sent. 248, Tric. T. 6, p. 350.)"
¿Por qué hermanos? Algunos recuerdan las promesas bautismales de la renuncian al mundo, al propio yo egoísta, y renuncian al demonio y a la carne, para servir al Señor con verdadera pureza de corazón. Es claro que algunos que ponen su mirada en la mundanidad, están mintiendo a Dios, porque enseguida, no pasa ni una hora, que ya pone su corazón en lo que es contrario al Evangelio de Cristo. Pero ya es grave, que cada año, se mienta a Dios, y hagan mentir a otros, pero no a todos. ¿Lo has pensado bien, que es lo que prometes al Señor? Si vas a mentir a Dios, mejor no hagas promesas vanas, porque sería más grave tu situación ante el Tribunal de Cristo para ser juzgados. Y terrible es el juicio de Dios para los mentirosos... Porque Dios no se deja engañar por nadie, pero que muchos cristianos se dejan engañar y seducir por el demonio y las obras mundanas.
El verdadero cristiano tiene un fin, complacer a un solo Dios, Jesucristo que vino en carne mortal para salvarnos. Pues quien se hace amigo del mundo, se hace enemigo de Dios.
(Ga 1, 6-10):
6 Me sorprende que hayáis abandonado tan
pronto al que os llamó por la Gracia de Dios para seguir otro evangelio; 7aunque no es que haya otro, sino que algunos
y quieren cambiar el Evangelio de Cristo. 8Pero aunque nosotros mismos o un ángel del
cielo os anunciásemos un evangelio diferente del que os hemos predicado, ¡sea
anatema! 9 Como los lo acabamos de decir, ahora os lo
repito: si alguno anuncia un evangelio diferente del que habéis recibido, ¡sea
anatema! 10¿Busco ahora la aprobación de los hombres? Si
todavía pretendiera agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
» (Gal 1, 6-10)
*El
«Evangelio de Cristo» (v.7) que Pablo había predicado a los gálatas, como se
deduce de este y otros pasajes de su epistolario, es el cumplimiento de la
promesa anunciada por los profetas del Antiguo Testamento. Consiste en la buena
nueva de que «al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su hijo, nacido
de mujer (Ga 4,4), Jesucristo único Salvador de la Humanidad. Este es el núcleo
del Evangelio que no se puede alterar. Aunque
todavía no explica el Apóstol en qué reside la deformación del Evangelio que
pretenden algunos, lanza por dos veces «anatema» o maldición (vv.8-9) para
quienes osaran alterarlo. Tales palabras anticipan que se trata de un asunto
muy grave. Nos recuerdan al mismo tiempo que no cabe un «nuevo cristianismo»
que haya de ser descubierto: Cristo es el culmen y la plenitud de la
Revelación: «La economía cristiana como alianza nueva y definitiva, nunca
cesará, y no hay que esperar ninguna revelación pública de la gloriosa
manifestación de Nuestro Señor Jesucristo» (Conc. Vaticano II, Dei Verbum, n. 4).
Las palabras del v.10
responderían a una acusación que al parecer dirigían contra Pablo de que, para
facilitar la conversión al cristianismo, no exigía la circuncisión, queriendo
agradar a los hombres. La defensa de que el Apóstol hace de sí mismo constituye también una llamada para vencer
los respetos humanos «El predicador del Evangelio que, aun a costa de
renuncias, busca siempre la verdad que debe transmitir a los demás. No vende ni disimula jamás la verdad por el
deseo de agradar a los hombres, de causar asombro, ni por originalidad o deseo
de aparentar. No rechaza nunca la verdad»
(Beato Pablo VI, Evangelii nuntiandi. n.
78)
(Sagrada Biblia: Nuevo Testamento; Eunsa)
En nuestro caso, no es posible agradar al mundo, porque si empezamos desde el Espíritu, no debemos terminar según la vaciedad del hombre viejo, que esconden en homilías, la cizaña del mal, que es volver a la mundanidad, es la cizaña que pone el demonio nuestro enemigo, "habla de cosas buenas, pero también mezcla estos otros intereses de complacencia a los que no son de Dios, a fin de disiparlo en la verdadera piedad, y se pierdan sin remedio". Es verdad que el demonio no dice, que volver al mundo es olvidarse de Dios, pues poco a poco, terminan perdiendo la fe, crece su sordera y ceguera. Creyendo que la le ceguera es como si fuera luz, y se acomoda a este mundo.
Si sabemos que Cristo es Luz y salvación y Verdad, nuestro camino a seguir, pues cambiar de camino, el demonio como una fiera se lanza contra nosotros y nos devora la fe, nos destruye. Pero si no nos apartamos de Cristo, si somos constantes, no necesitamos las cosas terrenales para ser felices.
Nosotros necesitamos buscar la aprobación de Dios, que no consiste en aplausos, ni ruidos. La aprobación de los hombres por el contrario, que es así, siempre está por medio los aplausos, tan rechazados por Cristo y los Santos Padres. Allí donde hay aplausos, las iglesias pierden cristianos. Se alejan de Cristo.
Es importante siempre: profundizar las Sagrada Escritura, porque todo buen comportamiento cristiano lo aprendemos mediante las Santas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia Católica, y la doctrina a de los Santos Padres. La fe, crecer en esta fe, mucha oración, visitas al Santísimo, huida de las cosas terrenales; de las ocasiones peligrosas. Allí donde hay una ocasión peligrosa, está el demonio nuestro enemigo, las malas palabras fuera, los malos pensamientos, fuera de nosotros. Además, un alma que está ocupada en la oración o en la lectura piadosa, de la Sagrada Escritura, o de la vida de los Santos, es fácil, contando con Cristo, no caer en la tentación, cualquiera que sea. Porque Dios viene en nuestro auxilio. Y si tu ves allí, un alma piadosa que rezando el Santo Rosario, el tentador no tiene fuerza para derribarle, está concentrado en los misterios del Santo Rosario, misterios de nuestra salvación eterna, o cualquiera de las otras devociones aprobadas por la Santa Madre Iglesia Católica.
El mismo tiempo que pierdes viviendo según el mundo, aunque el mundo te diga que es ganancia, no lo es. Por el contrario, si que el verdadero aprovechamiento es cambiar de dirección, en vez de quedarnos por las cosas terrenales, alcemos nuestro corazón y ojos hacia Cristo, hacia el Sagrario, ¡todos los días, hermanos y hermanas! Y sea siempre con amor para que nuestro corazón se purifique día a día. Es un bien que todos nos podemos hacer. Y a ti, hermano sacerdote, un bien que haces a quien te oiga, cuando verdaderamente estas unido al Corazón de Cristo, sin separarte de Él, nunca.
Pues la sana doctrina se predica desde el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo, es quien educa a la Iglesia Católica y desde esta Iglesia Santa de Dios a toda la humanidad, a fin de que crean y se salven.
Pues la sana doctrina se predica desde el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo, es quien educa a la Iglesia Católica y desde esta Iglesia Santa de Dios a toda la humanidad, a fin de que crean y se salven.
La exhortación de San Pablo a Timoteo, también vale para mí mismo, que sin ser obispo ni sacerdote ministerial, con la ayuda de Dios puedo llevarla a cabo. ¿Sirve también para ti o bien pronto ya ni te acuerdas de Cristo? Espero que no te olvides de Cristo para mayor felicidad tuya, hermano, hermana.
San Pablo escribe a Timoteo: «No descuides la Gracia que hay en ti...» (1Tm 4,14), también sirve para cada uno de nosotros, no descuidar los dones de Señor, pues el mundo rompe todo trato que podamos tener con Dios. Pero permaneciendo con el Señor, no estaremos sujetos al mundo como he referido. «Cuida de ti mismo y de la enseñanza. Persevera en esta disposición, pues actuando así te salvarás y a los que te escuchen» (v.15)
Permanezcamos siempre con Cristo, y nunca seremos esclavos de mundo para nuestra perdición eterna. Somos libres, pero lo somos en cuánto no nos separemos de Cristo Jesús.
El Sacramento del Bautismo es una gracia de Dios, que recibimos, que nuestros padres, dicen las promesas del bautismo, y no suelen olvidarse de ello, y nos educan a nuestro crecimiento sobre todo en la vida de nuestra fe, que nosotros debemos alimentar según el Espíritu de Dios, y repetimos ya con uso de razón las promesas de renuncias a todo lo ajeno a la Voluntad de Dios, y creer y seguir todo lo que el Señor nos acerca para nuestra salvación eterna.
El Sacramento del Bautismo es una gracia de Dios, que recibimos, que nuestros padres, dicen las promesas del bautismo, y no suelen olvidarse de ello, y nos educan a nuestro crecimiento sobre todo en la vida de nuestra fe, que nosotros debemos alimentar según el Espíritu de Dios, y repetimos ya con uso de razón las promesas de renuncias a todo lo ajeno a la Voluntad de Dios, y creer y seguir todo lo que el Señor nos acerca para nuestra salvación eterna.
Hay personas que llevan pasos de Semana Santo, procesiones, unos los hacen con verdadera y profunda devoción, y mucho sacrificio, pero hay otros, que me da verdadera vergüenza verlos, por ejemplo, lo que sucede en la comarca donde vivo, que aquellas personas no piensan en la verdadera espiritualidad, y después de la resurrección, Jesús y María Santísima se encuentran, y cuyos comportamientos, no tiene nada que ver con el Evangelio ni con la verdadera piedad ni santidad, porque dan saltos de alegría, pero según el mundo, ya que la realidad es bien distinta. Que Jesús y María se encontraron después de la Resurrección es verdad, pero no de la manera que esos fraudulentos nos intentan mostrar. Es como un "lavado de cerebro", hacer creer que Jesús y María se comportaban de esa forma tan ridícula. Y esto es ofensa a Dios. Más bien, fueron un grupo de "cristianos", que intentaron por engaño del demonio, hacer una parodia burlesca de la Semana Santa.
Hace años, escuchaba yo, en otro paso, de Jesús Nazareno, como unos cófrades no se llevaban bien, y discutían, se enojaban uno contra el otro. Y esto no es verdadera devoción, sino que es pecado. Un cófrade le es necesario, no dejarse dominar por la hipocresía.
Meditar la Palabra de Dios es preparar nuestros oídos y corazón a lo que Dios nos habla. De esta forma, sabemos responderle con un corazón bien dispuesto, que no se olvida de Cristo por muy dura que sea la adversidad, pues hemos edificado sobre Roca.
El cristiano es veraz cuando al saber que Cristo a resucitado para no morir nunca más, no se separa de Él, pues apartarse de Cristo para satisfacción terrenal, es optar por la muerte espiritual que ofrece el mundo a sus seguidores.
Cristo ha resucitado, es la Vida que ha vencido al mundo y a la muerte, no le perdamos de vista ni un segundo de nuestra vida.
Cristo ha resucitado, es la Vida que ha vencido al mundo y a la muerte, no le perdamos de vista ni un segundo de nuestra vida.
Pidamos a la Santísima Madre de Dios que nos ayude. Pero sobre todo, seamos dóciles al Espíritu Santo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario