viernes, 6 de febrero de 2015

1Cor 3,1-3 / «¿Firmes en la fe?»

  • Publicada el 6 de febrero de 2015
  • actualizada el 7 de febrero de 2016

Cuando un “cristiano” se aferra a las cosas terrenales, durante muchos años, será difícil convertirse a Cristo. Pero cuando el cristiano, se deja guiar por el Espíritu Santo, es espiritual, porque ya no tiene las miras al mundo, las antiguas amistades del mundo, han muerto, ahora vive sin respetos humanos, sin favoritismo.

Nuestra fe no tiene que ser la misma que la que comenzamos en nuestra infancia, seria peligroso para nuestro espíritu una vida estancada, mediocre, sin sentido, no haber profundizado en las enseñanzas de la Iglesia Católica. Son un gran número que por negligencia, pereza, no se ha unido a Cristo. 

No seria haber progresado en el conocimiento de Cristo, por aquellos años, hasta hoy, si todavía nuestro corazón está corrompido y estamos apegados a eventos deportivos, cirquenses, teatros, encuentros y no precisamente para anunciar a Cristo. El cristiano debe ser evangelizador, con su testimonio silencioso o su palabra, en todo momento dar razón de nuestra fe,




  • «Estad siempre dispuestos a dar la razón de vuestra esperanza» (1 Pe 3, 15)



¿cómo es que dice el Apóstol que estemos –siempre- dispuesto a dar razón de Cristo Jesús? Porque este es el camino de los cristianos, cuando están firmes en la fe, solo se preocupa de complacer solamente a Cristo. Sería una necedad que en vez de anunciar a Cristo en todo tiempo, solo un ratito, ya que luego, en vez de rezar el Santo Rosario aplaudimos ante unos personajes, payasos, malabaristas, actores, actrices, ponemos interés en lo que diga tal político, el ateo, el libertino. La cobardía es no anunciar a Cristo en todo momento. Los Apóstoles no cesaban de anunciar a Cristo, incluso cuando trabajaba.


No debemos fingir ser cristianos para que otros simpaticen con la mediocridad, tibieza. Debemos ser auténticos cristianos para honrar a Dios aún cuando nos vean extremadamente desagradables y antipáticos. Precisamente porque no buscamos las cosas de la tierra sino las del cielo.


Mis queridos hermanos, cuando un cristiano ya se cansa de Cristo, ha dejado entrar la corrupción del mundo en su corazón, no es cristiano aplaudir, (¿Es demasiado incómodo que recuerde siempre las mismas cosas? Pues es necesario hacerlo, porque lo esencial es Cristo y no los deseos caprichosos de nuestro hombre viejo,



1Cor 3,1-3:
1 Por mi parte, hermanos, no pude hablaros como a espirituales sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2 Os di a beber leche, no alimento sólido, pues todavía no podíais soportarlo; ni siquiera ahora podéis, 3 pues sois todavía carnales. Porque mientras haya entre vosotros envidias y discordias, ¿no continuáis siendo carnales y comportándoos a lo humano?
3, 1-3. Los corintios todavía no han alcanzado la verdadera sabiduría y permanecen carnales (v.3). Son responsables de las divisiones por haber confundido el Evangelio con la sabiduría personal de los predicadores. La contraposición carnales-espirituales, no quiere decir, obviamente que haya dos clases de personas en la Iglesia; es más bien un reproche paternal del Apóstol: por el Bautismo están llamados a alcanzar el pleno conocimiento, intelectual y práctico, de las verdades espirituales; pero por dejarse llevar de principios humanos permanecen todavía en la fase inicial de embotamiento. La razón como explica San Juan Crisóstomo, es que «el mal comportamiento es un obstáculo para conocer la verdad. Lo mismo que un hombre obcecado en el error no puede perseverar largo tiempo en el camino recto, también es muy difícil que quien vive mal acepte el yugo de nuestros sublimes misterios. Para abrazar la verdad hay que estar desprendido de todas las pasiones (…). Esta libertad del alma ha de estar completa para alcanzar la verdad» (In I Corinthios 8, ad loc.

«Como a niños en Cristo» (v. 1). Como en otros lugares, el Apóstol acude a la imagen del niño y del adulto para exhortar a vivir una fe firme y segura (13,11; Ga 4,1.3; Ef 4,14). No se refiere a la infancia espiritual enseñada por Jesús (cfr. Mt 18,1-6; 1P 2,2). El Apóstol utiliza esta comparación para enseñar que es necesario progresar en la vida cristiana, que el cristiano tiene la obligación de desarrollar las virtudes infusas que recibió en el Bautismo. Concretando todavía más, el Apóstol menciona las «envidias y discordias» (v.3) como dos grades pecados que paralizan la vitalidad de los corintios, y de todo cristiano, les mantienen en su lamentable estado de «carnales» y les impiden alcanzar las cosas espirituales a las que están llamados (cfr Hb 5, 12-14). (Del Nuevo Testamento, Eunsa)
Hermanos, estas enseñanzas espirituales debemos considerarla para que nuestra vida sea espiritual. Transformándonos en Cristo.  

Me ha venido al pensamiento, cuando escribía «... exhortar a vivir una fe firme y segura», he recordado aquel himno edificante cante de la JMJ 2011:  «firmes en la fe»

Jesucristo nos ofrece la verdadera seguridad, pero algunos cristianos, ponen en peligro de perder su seguridad en el momento de aferrarse a lo mundanos; pero por culpa propia, riesgo de perder la Gracia de Dios, la fe, y atraerse el castigo...
Me gustó mucho, fueron momentos muy felices, aún cuando mis pies estaban doloridos y llagados por las caminatas, el agotamiento, y las veces que me he perdido por Madrid porque los compañeros andaban más deprisa que yo. 
Mi calzado: sandalias y sin calcetín. Los demás iban mejor calzado. Y doy gracias a Dios que ellos no padecieron casi nada.
Pero a lo que iba, «firmes en la fe» esta firmeza, esta vitalidad, es cuando queremos caminar siempre con Jesucristo, y no tenemos necesidad volver nuestra mirada ni poner nuestro corazón en las cosas terrenales. El Señor nos da la capacidad de perseverar, si así lo deseamos y se lo pedimos continuamente.  

No nos basta solamente con leer la Sagrada Biblia, pues ahí encontramos instrucciones, mandatos del Señor para hacer lo que tenemos que hacer, y lo que debemos evitar para no condenarnos, debemos claramente, radicalmente ponerlo en práctica, esta obediencia a Dios nuestro Padre Celestial, ser fiel a Cristo, que aprendemos el camino de la misericordia, a hacer el bien, a orar en espíritu y verdad, estar unidos a Cristo es estar unidos a la Iglesia Católica.
Cuando oímos las lecturas de la Misa, no pensemos en otras cosas distintas…, porque nuestro enemigo el demonio, se esfuerza en que no pongamos atención.

El Señor cuando nos pide que hagamos algo, y si no podemos hacerlo, supliquemos al Señor que nos ayude, pero que no enterremos el talento bajo tierra cuando ya se deja de orar por ejemplo, y dedicarse a cosas terrenales.
Es más fácil cumplir la voluntad de Dios que hacer cosas terrenales. Si para algunos las cosas de la tierra, para alcanzarla, tienen que esforzarse mucho. Y el mundo no da la facilidad que Dios ofrece.
«Firmes en la fe» debe significar algo muy serio para nosotros, no vivir según el proceder del mundo, sino como verdaderos espirituales, para que seamos reconocidos como dignos para el Reino de los cielos.

«Firmes en la fe» Tampoco está de más insistir en la oración, y rezar por la Iglesia, por nuestros pastores, porque nuestro enemigo el demonio tiene muchos a su servicio, y la Iglesia Católica, siempre ha molestado a los que no aman a Dios, molestan a los mundanos, a los herejes, a los libertinos... La peor persecución está dentro de la Iglesia Católica. Muchos quieren demoler la obra de Dios. Pero el Señor como está con su Iglesia hasta el final de los tiempos.

«Firmes en la fe» , esta firmeza, el menor soplido de viento se caería, si nosotros no dedicamos nuestra vida a la oración, a la Eucaristía, a la meditación perseverante de la Sagrada Escritura, comprender la Palabra de Dios mediante el Magisterio de la Iglesia Católica.

No hay firmeza en la fe, cuando el alma se somete a la fascinación mundana, a complacer lo mismo que a ateos, libertinos, sectarios, a falsas religiones. Solamente por la Iglesia Católica nos encontramos con Jesucristo, No necesitamos engañar a nadie.


¿Te gustaría comprobar si estás firme en la fe?
Medita y guarda en tu corazón lo que el mismo Cristo nos enseña a todos, es importante perseverar siempre. Porque si no tardamos en olvidarlo, es que no estábamos firmes en la fe:
  • (Mt 7,21-27)
  • (Mt 13,1-23)

1 comentario:

  1. Una frase que se me quedó grabada en 2.011 cuando asistí a la JMJ de Madrid, una frase que es puro Evangelio y debemos llevar con fuerza cada día en el corazón. Muy buena entrada amigo José Luis. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala

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